El tiempo pasa...
Publicado en Apr 23, 2012
Cuando los años llegan; ya no se especula en porvenires, solamente se sigue la huella de la vida, suspendido en el velo de lo espiritual y lo humano: caminos que marcan la tranquilidad con uno mismo y distraen la locura de nuestra atolondra instantánea de nostalgias. Afortunadamente ya no se demuestra, sino se muestra lo que se hace, pues el destino ya está encontrado, sólo falta saber si él quiere llevarlo por el rumbo que se ha planeado sin importar que se tengan errores.
En la adolescencia se quiere cambiar el mundo, pero con las arrugas en la frente se prefiere comentar los ideales sin imponerlos a las personas para que ellos tomen los que han considerado que van con su conducta diaria. Y los otros simplemente serán rechazados. Por eso, ya no se intenta cambiar a toda una sociedad cuando apenas se puede resolver la existencia envuelto en poesías que, por alguna razón, en la mayoría de los casos se escriben con versos de pasión e indiferencia en un futuro que se queda suspendido en el viento, tocando el instante de unas manos que abrazaron el horizonte con alas de mariposa, distraído en la locura pasajera de una película verdadera por el renacimiento de escenas menos eróticas, las cuales celebran el amor por alguien con un par de vueltas placenteras de un bogar silencioso en compañía de saltos a la otra vida para capturar con toda el alma, el explosivo recorrido de unos gemidos sin palabras que dejaran interrogaciones de gozo, al intentar adivinar en ese rostro la sorpresiva belleza de un sosegado orgasmo. En cuanto a Dios, Él solamente se queda en las quimeras de las discusiones que no se pueden objetar, sino solamente filosofar. Y a pesar de no haberlo encontrado, las personas dormirán profundamente en posición fetal, sí en la vida han acumulado pocos enemigos, evitándose así la llegada de radiaciones negativas de la hostilidad y la rivalidad, las cuales son el inicio del rubor de la vergüenza por la confusión de seguir con el juego escandaloso de ataques sin saber que el que hace la guerra ninguna arma podrá defenderlo, pero a los otros, los pacíficos serán inmortales aunque siempre le metan una bala para renacer con ella todos los días y seguir viviendo en la procesión de nuevos sentimentales espectros pasajeros, que nos volverán a capturar hasta cumplir muriendo en un afable segundo...
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felix carbajosa santos
No se como funciona esto, acabo de llegar. Me llamó la atención que fueras el primero en ¿leerme? te lo agradezco, aunque espero tu comentario.
En tu relato encuentro pensamientos e ideas comunes, pero tal vez demasiado escondidas en metáforas bellas pero que solapan, a mi entender, tu mensaje.
Un saludo
fecarsanto