NO ESCRIBIR EL POEMA
Publicado en Apr 22, 2012
En la mayoría de ocasiones no escribir el poema. Darnos esa libertad. Liberar la poesía de la palabra, dejarla continuar su existencia insubordinada por la vereda. Observar cómo se desliza su proverbial esencia en el piso desacralizado, entre viento y vendaval, de la mano del vino con el mundo asentado en la copa.
El poema no escrito es la vereda misma. Es rastro removiendo en el piso sus profundidades. Viento hecho vendaval, vendaval instituyéndose de viento. Vino poniendo lo inconmensurable al alcance de la mano. Embriaguez del mundo como expresión inmortal. No escribir el poema, dejarlo ser silencio, pájaro sin cadenas, trino omnipresente sobre al alambre, en cada instante. Ave entre el ave del aire como ala única del vaivén. La camisa es el poema, quien la lleva puesta, poesía encarnada de algodón, sangre y piel. No escribir el poema: Página de blanco inmortal, la cual fue piélago de savia relamida por el sol de la sabiduría.
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