I 
Primavera visceral
cuando el otro hace presencia
ante el ojo de la soledad.
Primavera humana,
luz para la herida de la ausencia.
 
Se acerca la primavera:
El espacio el cual ocupa es aire riéndose,
sus pasos son savia dándole vida
a las hojas secas.
El agua resucita, Lázaro que se libera
de sus mortajas. Se asombra,
como alas de par en par.
Vuela a beberse
el agua que arriba,
es otra agua ansiosa.
Se entregan al recuerdo, fluyen,
se fusionan en un sólo espíritu.
Llegan a su memoria los años idos,
suceden dos hombres secándose su infancia.
 
                                                                 II

Hoy vinieron a la casa de mi memoria,
las sombras de mis amigos,
que dejaron a mis amigos clavados
en la distancia.
Tocan a la puerta.
Abro, derrumbando ladrillo a ladrillo muros,
ventanas, el techo y la puerta
de la casa de mi memoria;
entran las sombras, también el sol,
otro de mis amigos.
Sombras y sol se sientan
sobre la sombra larga de una banca
que hace una centuria sirvió de leña,
para avivar el fuego donde se evaporó
la esperanza de comed y bebed
este pan y este vino.
 
                                                         III

Desde sus labios pensativos alguien propone,
el lunes.
Respondo: el martes sería mejor.
Replican: jueves o domingo.
Seguimos exponiendo inconvenientes,
y ya es miércoles.
Acontecen lustros, mañanas y el eco de la tarde.
Un tono conciliador plantea el sábado.
Cedo un poco y propugno por el sábado 
de un milenio distinto.
Ya es un día lejano y esta conversación
lleva treinta y cinco años.
A la postre, a quien le recorre una edad de miel
en su camino, grita : ¡ Viernes !
Grito, donde se ve la sombra de un ciego cabalgando,
el lomo dorado de una hormiga invisible,
sí que sea éste día , respondo a la sombra,
la única sombra, la última en quedar porque las otras
dejaron de existir, cuando mis amigos,
uno tras otro se fueron muriendo.
 
                                                          IV

Este era el día indiscutible,
el que tanto debatí para tomar un café
con los amigos.
 
                                                          V

Ahora, el sol y yo nos bebemos la vida
¡El mejor tinto de mundo!