Habitacin 413, ROCO CERN ( Mxico1972)
Publicado en Apr 30, 2012
Que nadie contradiga cuan abierto es el deseo de estar así, bajo las sábanas de otoño, mirando destejer del día a las sombras. Que nadie ose (no mientan, no sean púdicos) decir que en este lecho de herido no hay gozo, lascivia, encantamiento. Que nada irrumpa tan excelso instante, que nada evite el contacto de la gasa sobre el cuerpo. Que nadie venga (¡cómo no odiar a las visitas y sus lánguidos consuelos y su encendido morbo por la muerte!) a escuchar la respiración atrofiada, el quejido —una y otra vez, una y otra vez— de dolor profundo, oculto. Que nadie mire este despojo de hombre —ya flor, ya hierba, ya esqueleto– agitándose en la arista del recuerdo, intentando guardar las mieses, el sudor, la breve valentía de ser presa. Que nadie roce sus labios, manos, que nadie toque nada. No recorran esta habitación, esta ciudad cercada, huelan sólo la fragancia del espino.
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