Tristeza
Publicado en May 10, 2012
Acá estoy otra vez… con las palabras trabadas en mi garganta, con la tristeza que me devuelve a mi estado anterior pero mucho más desgastada. Ya no tengo fuerzas para intentar engañarme a mi misma, para decirme que pronto va a llegar el día en que dejé de estar sola. Mi sombra ya no me reconoce y mi reflejo escapa a los espejos que ya no miro.
Por las noches el sueño tarda en llegar y al despertar todo lo gris sigue igual o peor que antes. Sí, por un momento te creí, pensé que podíamos intentarlo y fui feliz… soñé con los ojos abiertos ante la posibilidad de haberte encontrado al fin. Pero como dicen “nada es perfecto” y después de haber acordado de vernos me quedé ahí esperando… te vi en cada rostro, en cada caminar, todos pasaban a mi alrededor y yo ahí deseando que aparezcas. Toda la semana había pensado y planeado todo con detenimiento, la sola posibilidad de estar cerca de ti ya me hacía sentir cosas muy lindas… pero vos nunca llegaste. Te llamé y te llamé… te escribí y volví a hacerlo y nunca contestaste… Solo hubiera querido una excusa, aunque fuera mala para poder justificarte pero ni en eso te has molestado. Yo te hubiera creído… Necesitaba creer! Creer que con vos los vacíos se iban a ir llenando, que iba a poder cuidarte, darte todo este amor que voy acumulando a lo largo de los años. Aun no logro entender por qué, por qué insististe en vernos para desaparecer como si yo no existiera, como si yo no mereciera tu respeto. Yo nunca dañé a nadie, nunca lastimé ni mentí para herir a nadie y no entiendo por qué querrías hacer eso conmigo o con alguien más. Por eso en el fondo sigo esperando una respuesta, por qué?... Por qué a mi? Yo solo buscaba ese abrazo que una vez me hizo creer que alguien podía ser capaz de cuidarme a mí, que tal vez podrías quedarte a mi lado aunque sea para hacernos compañía por un tiempo. Pero me equivoque, nunca existió nada de eso. Nunca.
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nelmar
Emme
Laura Torless
Tono de suma tristeza para relatar de modo muy bien hilvanado la traición de quien ilusiona con sus palabras y luego guarda silencio como un fantasma.
Un cordial saludo, Emme.
Emme