Angustia
Publicado en Feb 10, 2009
Sábado 24 de Noviembre de 1990.
Desazón, profundas ganas de llorar, tristeza y dolor inmensos, malestar, bronca, impotencia, mucha decepción, incredulidad, confusión, nulidad de mi ser, incomprensión, incapacidad, falta de fe, sufrimiento, estupor, horror y frustración se conjugaron ellos juntos en mi interior el triste día de tu partida, mi padre amado. Recuerdo vívidamente aquella fatídica siesta. Tú estabas casi inmóvil rodeado de horribles cables y tu voz era un hilo por falta de fuerzas. Antes de tu adiós definitivo- rememoro- estiraste tu brazo en señal de despedida, cruel despedida que horadó muy hondo en mi existencia porque aún te imagino aquí y me acuerdo de algunas lindas tardes soleadas del otoño que nos pasábamos charlando, contagiada yo de tu optimismo de vivir. Sí, optimista por naturaleza eras porque sé que nunca pensaste que ibas a morir .Eras una especie de ser que creía en la inmortalidad del alma y del cuerpo porque los buenos como tú, padre, no deberían dejar esta tierra o quizás ella no estaba hecha para ti, tú no merecías sufrir ni tampoco nosotros merecemos no tenerte. Pasaron muchos años pero aún en mi corazón todo es ayer porque jamás pude consolarme ni olvidarme de lo que amable me regalaste mientras estuviste en este crudelísimo mundo. Aún hoy cuando te recuerdo -casi siempre- una agudísima punción por la congoja siento aquí, en mi pecho. Te amo, padre. ¿Lo sabes? Por supuesto. En tu vida celestial tú sonríes, seguro, porque aunque tal vez no te lo dije las veces que lo mereciste, con mis actitudes sabías, papi, que significabas mucho para mí. N.A.M 27/03/05 http://poemasdealma.blogspot.com/
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Ral lvarez
Es muy hermosa la manera en que le hablas a tu Papá. No me cabe duda que él se complace en saber lo que has escrito.
Te abrazo desde Chile.