La mujer remota
Publicado en May 15, 2012
El barrio siempre parecía tranquilo aunque era una calma chicha, falsa, habían cientos de llagas dispuestas a estallar y realizar derrames de sangre. El barrio era un compendio de gente obrera con todo tipo de amarguras. Carne de fábrica, hijos forjándose de modo zigzagueante y viejos deshaucidos: un asilo en cada casa. Desde mi taller observaba el barrio como una gran nave de desguace. Desde el ayuntamiento de Terrassa también lo observaban así.
Por esto la mujer hermosa que paseó una tarde por delante de mi puerta y también (contaron), en un slalom delicioso, por muchos de nuestros lugares, llamó la atención. Era una forastera. Un rostro por escrutar. Una hermosa pero muy remota mujer. Cuando aquella noche me metí en la cama aún veía su figura en la oscuridad. Al día siguiente, camino del trabajo, el barrio agonizando, los deshechos, el abandono y la tristeza que, de tan afirmada, se sentía en el aire. Nunca más se la vio donde cada gota de sudor tiene su sentido y los perros son famélicos.
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Mnica Silva
Laura Torless