Fiebre
Publicado en Jul 24, 2009
Esta noche estoy enfermo
estoy reflexivo. Mis facultades y mis candiles te esperan en el aguamanil. ...Invariablemente llueve a la hora del pífano. Mi cenicienta ven a mi desde el convento del istmo pasa tus manos de llantén y mirto sobre mi fiebre precolombina sobre mi miopía y mi malaria. Venus mía: Arremete contra esa oscuridad que me pone talúdes en los ojos para hacerme dudar de tus colaboraciones hacia mi. Ven. Ven vigilante: Clara o polémica. Pasa tus dedos por las chimeneas de mi cuerpo: Perfórame con esa dolencia tan tuya que calma mis articulaciones de jesuíta roto e intransigente. Eres el arlequin blanco que estás junto a mi en mis desconsuelos y hace desaparecer la duda y la posguerra en que siempre me envuelvo. * Ojiva dulce: Tus cantos livianos y blandos me hacen virar la cabeza con suave erotismo. Ven y corrobora.... Y borra mis calvarios de sienes congeladas y ardidas en esta hora de lluvia y de fiebre en que me falta tu maná. (Ese que recoges de los estanques antes de que aclare más el día). Ven. Ven y desmóntame de este lecho de cuencos y de cobres. Déjame ir en tu Pegaso a las estrellas marciales y dame tu compañía, de regreso en regreso. No. No te alejes de mí a más de un respiro, a más de una caricia. No te alejes a más de un sí. Quiero morir en tus brazos y no persiguiéndote. Quiero caer en los palcos mullídos de tu alma y recostarme siempre entre tus dunas de luciérnagas. Quiero que me sanes o me entierres en tu piel de dilúvios. ...Recuerda que estoy enfermo esta noche y que me haces falta.
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