Lo que se dijo ante l-2
Publicado en May 21, 2012
Estoy ahora en su entierro. He dejado caer un puñado de arena umbría sobre el blanco y reluciente baúl y luego me he echado hacia atrás asustada. Claire anida en mi corazón y no en esta fosa maldita. Y anida en mí como todos sus misterios... (final de la parte 1)
Al regresar a casa he llamado por teléfono a mi amigo Gérard, pero comunicaba. Es en momentos como éste en que se maldice a un aparato que, noventa y nueve veces de cada cien, puede ser la última oportunidad para un ser solitario. Pero cuando nadie recoge tu llamada y suena de manera indifierente a ti una señal que pareciera contener una clave, te apercibes de que quien a tú recurres no está solo si no conectado a otros, quizás a muchos hombres y mujeres, y entonces tú sientes como la soledad crece como una marea. Cuando tu teléfono no te sirve para nada, cuando tu computadora no tiene registradas direcciones a las que asirte, cuando una carta tardaría una semana en llegar a su destinatario y solo dispones de minutos para impulsarte de nuevo... es cuando, necesariamente (y sin otro camino posible) he escrito una nueva carta de confesión. Como siempre en estos casos, he desgranado mi confesión con una rabia desatada. Intercambiando víctima por culpable y mostrando a la luz todo mi resentimiento hacia mi hermana. Con letra convulsa, extremadamente rápida, cual si ella misma quisiera camuflarse en unos garabatos casi ilegibles, he dejado constancia de porque soy culpable más que del hecho de serlo. Y también todo mi amor, todo mi dolor por una muy larga ausencia, por un proceder tan distante. Luego, como en las anteriores ocasiones, mi instinto de autodefensa se ha puesto en marcha y esa carta también ha perecido en un pequeño incendio controlado; solo construido para borrar cualquier signo de sinceridad que escapa de la ruína de mi cuerpo y mis sentimientos. Tras esto me he decidido por llamar de un vez a Philippe, quien fuera novio de mi hermana. Y su voz me ha salvado por esta noche. Mañana lo veré en un bar de la zona noble de Reims. Existen mil y un temas de los que hablar y con los que encubrir mi vía crucis particular; sin paradas, ni amores ni consuelos. Ya que la crucifixión en los maderos tuvo lugar antes que nada. Continuará.
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A veces veo Muertos
Chica Pelirroja Busca
Sam
Mnica Silva
Laura Torless
Bueno, seguiré tu historia.