Prendo un cigarrillo, mientras observo el mundo que me rodea.
Me doy cuenta que es cierto: yo no nací para amar.
Yo no nací para ofrecer tragos y palabras vacías, para ofrecer una noche “mágica”  ni si quiera se tu nombre.
Yo no nací, para tener una lista de todas las mujeres que he besado.
No nací, pare ver una hermosa dama como un trofeo de guerra.
No nací, para ser un chacal de discoteca.
Hablando con mis amigos.
Me doy cuenta que es cierto: yo no nací para amar.
Yo no nací para ver a una mujer llorar, no nací para apoyarla en mi hombro y decirle falsamente que la amo.
Yo no nací, para repartir muchos te amo.
Yo no nací para guardar “secretos” a quien amo.
Yo no nací para amar, como hoy en día se acostumbra.
Y nadie ha nacido para amar de mi manera.
Le dejare el amor a los demás.
Yo, el soñador, solo me dedicara a escribir sobre él.
Quizás es mejor que no lo pruebe, para dar esperanzas.
Para describir algo mágico y hermoso.
Quizás es mejor, recitar un una bella historia.
Donde aún se pueda navegar en barcos de papel.
Admirando las estrellas y esperando ….
Esperando ….
Para acercarse el uno al otro, tomar su manos.
Sentir el ritmo de la respiración, hasta que ambos logren coordinar.
Cerrar los ojos al mismo tiempo y lanzarse a un precipicio.
Esperando ….
Esperando ….
Para ser salvado por unos seductores labios.
Se ha perdido, todo lo interesante del amor.
Ya no hay seducción.
Han muerto aquellos detalles de esa persona.
Se ha olvidado como sonreír.
Ya no tiene sentido luchar.
No tiene sentido desvelarse pensado en aquella persona.
No hay razón alguna para disfrutar cada instante a su lado.
Ahora todo es fácil
Besos se compran y besos se venden.
Me doy cuenta que es cierto: yo no nací para amar.
Luis Felipe Hernández Buitrago
          Sombra Oscura