No lo habra hecho si ella no me hubiese invitado.
Publicado en May 23, 2012
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Debía matarla, fue perfecto, lo había estado pensando mucho tiempo pero por primera vez tuve esa oportunidad. Constantemente nos imaginaba en escenarios diferentes pero todo con un mismo final. Ese día se sintió mal quiso que me quedara, pase la noche en vela, en la habitación de al lado, la ví frágil, débil, fácil de acabar con ella, nadie lo notaría, no habría errores. Ella se perdía en su casa, demasiados pasillos, puertas, un enorme comedor, 2 pisos, 16 habitaciones y solo vivía ella, tenia muy pocos conocidos, los llamaba amigos aunque realmente sabía que no lo eran, quizás fue por eso que prefirió que fuera yo quién me quedara. Todas las habitaciones eran similares solo cambiaban en su color. Una cama de 2 plazas solo para mi, me sentía incómodo todo era enorme, habían dos mesas de luz, una  tenía una lámpara antigua como todo lo demás en ese lugar, la otra un cenicero y en su cajón libros que ella frecuentaba leer. El piso era de madera, pero éstas no estaban gastadas, era como si nadie las hubiese pisado jamás estaban intactas. La paredes de esa habitación eran celestes había una puerta en medio de una que comunicaba con la habitación de dónde ella se encontraba, me acerqué, entre a la habitación, y ahí estaba ella dormida tranquila porque sabía que yo estaba ahí, no tenía la menor idea de las cosas que había estado planeando en mi cabeza, la madera crujió, y noté que se movió.
-“¿Carlos?” preguntó ella sobresaltada.
- “si Eliza soy yo, se te ofrece algo?”
- Quiero que te quedes aquí conmigo
Me aproxime a ella y solo la observé, creí que me diría algo, simplemente se durmió.
Podría matarla de diferentes formas pero muchas implicarían ver sangre, eso sería algo demasiado macabro, si lo hubiese hecho de esa forma sería como si la odiara o peor, que yo no sintiera absolutamente nada por ella, pero ese no era el caso. Opte por asfixiarla con la almohada, incluso se me ocurrió estrangularla de todas formas ella no se defendería, no podría hacerlo su cuerpo no le respondería por más que lo intentara. 
Me senté en su cama y una vez más la miré, me vi poniendo mis manos en su cuello, ella se moría, yo era el culpable de que estuviera pasando eso, me detuve y fue cuando pude volver en sí.
Amaneció, yo me había quedado dormido a sus pies, tenía frío, ya no quería matarla. De pronto vi su rostro estaba despierta, notó que la estaba mirando…
-“Gracias por haber pasado la noche conmigo”. Me dijo con una sonrisa muy dulce y agradecida.
Yo sencillamente asentí con la cabeza mientras pensaba, “si supieras cuantas veces te he matado en mis pensamientos, de cuantas formas lo he hecho no me darías la gracias por haber estado contigo sino por dejarte con vida”. No fue la inmensidad de aquel lugar lo que evitó que la matara, sino ella misma, quería hacerlo pero no estando ella en ese estado, habría momentos mejores, pero no tan perfecto como ese, quería que ella supiera quién lo hacia, esa noche no lo hubiese notado.
Eran las 9 de la mañana, se encontraba mejor, decidí irme a mi casa, no tenía prisa sabía que nadie allí me esperaría. Estuve esperando ansioso la hora de la cena, y en aquel lugar estaba ella
- “aquí tienes” dijo Eliza.
No sospechaba que esa noche le estaría sirviendo la cena de agradecimiento al hombre que en pocas horas le pondría fin a su vida.
 
 
 
 
 
 
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Descripción

Palabras Clave: asesinato muerte casa miedo agradecimiento escenarios a b c d e f g h i j k l m n p q r s t u v w x y z

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Terror & Misterio



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