Proximamente irá el título
Publicado en Jun 02, 2012
La tardecita cubre de marrón intenso los muebles de la casa. Mi alma en paz regresa en puntillas. La muy tonta se había ido a pasear sus penas al zoo; y allí, entre jirafas y rinocerontes, vio de pronto un pájaro suave y se enamoró de él. Qué tonta, qué tonta eres, le digo. El rostro sereno de una mujer me mira. Sus ojos tienen la piedad que necesito, y sus labios quizá el amor que yo deshecho. No me siento invitado a ese amor extraño para mí. Pero es demasiado bella como para no comprender que sus pequeños senos me atraen. Suenan hermosas sus palabras: una historia de cuando era niña y jugaba en el patio con una perrita que un día fugó y se hizo invierno de pronto en su alma. La tardecita cubría de marrón intenso los muebles, y ella lloró durante años. Allí, en ese idilio lejano, nos encontramos los dos.
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