Serie (capitulo I)
Publicado en Jun 14, 2012
Serie (capitulo I)
Fue con las gotas de lluvia que se mezcló el aroma de aquella mujer que caminaba unos pasos delante mío, pude sentir el aroma de su cuerpo, como bajaba desde mi pelo para luego correr sin detenerse hasta posarse junto a mi nariz, fue entonces cuando despertó aquella bestia que por tantos y tantos años estuvo encerrada bajo este cuerpo sutil y una mirada tímida. Las palabras mas dulces nacieron de mis labios, mientras la sed de beber su sangre hacia que no pudiera siquiera tragar la saliva que se acumulaba en mi boca, mientras que con una de mis manos a pesar de los estertores intentaba tomar una de las suyas, no fue difícil, ya que fue quien guió la mía hasta el interior de su abrigo, lugar en el cual aguardaban unos pechos pequeños aunque duros, con unos pezones enormes para el tamaño de sus senos. No pude imaginar nada mas que besarlos en el trayecto hasta el motel de mala muerte que nos aguardaba, lugar en el cual un vaso de vino espumoso fue mi último recuerdo, Hasta que el golpeteo en la puerta logró despertarme, no pude saber cuantos minutos u horas estuve en dicho lugar ya que mi preocupación fue regresar pronto a casa para reunirme con los míos. Los pasos se me hacían torpes al avanzar por los peldaños hacia el tercer piso del edificio, fue allí donde me percaté que la puerta estaba entreabierta, ni siquiera hice un ademán para buscar mis llaves pues de un golpe estuve en el interior de la habitación, Mis ojos se nublaron, taal como estaban los ojos de mi pequeña, la cual ultrajada, se durmió en la eternidad, mientras que mi pequeño con una marca en su cuello, tan delgada y roja como lo es el filo de un pétalo guiaba mis ojos a un charco rojizo, mientras que la cinta junto a la boca de mi mujer hacía que los hoyuelos de su nariz se dilataran como si buscara inspirar el aroma de sus hijos, de mis hijos que marcharon. Con pasos firmes me dirigí al borde muy cerca del sillón que se ubicaba en un extremo de la habitación, siendo entonces cuando una sombra salía desde las cortinas, mis manos con todas mis fuerzas se aferraron a la malla que cubría el rostro, hasta que un golpe me dejó tendido junto al piso, no puedo decir que fue un sueño o pesadilla porque aunque inconsciente lo vi y viví como aquel hombre con forma mas de oso que de hombre hacia suya a mi mujer quien intentando respirar con su boca cubierta con una cinta se durmió en la eternidad. Fue un tiempo después que desperté en una cama de hospital con unas esposas atadas a mi mano derecha, lugar del cual me llevaron a prisión por un tiempo mientras durara la investigación. Mi cuerpo fue ultrajado una y mil veces, pues por encargo de quien me arrebató lo que poseía yo debía morir antes de que quedara en libertad, sin embargo luego de uno de los ataques, fue un joven estudiante de derecho quien tomó mi caso y me llevó a la libertad antes que la muerte se apoderara de mi cuerpo, y me enterrara junto a la bestia que luchaba por quedar en libertad. No fue difícil encontrar a aquel hombre, de quien no se supo nada mas, ya que su cuerpo pasó a formar parte de la aleación de los metales con los cuales yo trabajaba y sus gritos ocultados por una incandescente cucharada de metal fundido callaron para siempre. Fue al salir de la fabrica y bajo una tenue llovizna que un aroma como el de aquella noche fatal invadió mi cuerpo y la bestia quedó al descubierto… continuará
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