De la infancia
Publicado en Jun 17, 2012
Era mi primer día de jardín. Con apenas cinco años y toda la vitalidad y la alegría de una niña saludable y feliz. Papá me esperaba en la puerta del edificio y corrí a su encuentro con besos y abrazos para demostrar el cariño que por él sentía.
Tomamos otro rumbo, por lo que pregunté a donde íbamos. -Estamos a dos cuadras del dentista. Tengo turno para dentro de unos minutos. Es algo sencillo y mientras esperas, puedes mirar este libro- dijo y puso en mis manos uno precioso con coloridas ilustraciones. Cuando se detuvo pregunté. – Es aquí? Esta es la casa de Dudi. Me gusta mucho y yo a él. Creo que vamos a ser novios! Papá me miró entre divertido y sorprendido, pero no dijo nada. Tocó el timbre, salió una empleada a recibirnos, él pasó al consultorio y la secretaria, me hizo sentar a su lado, para ver juntas los hermosos dibujos, mientras esperaba. No tardó en salir, o me habrá parecido, ¡estaba tan entretenida! Seguido por el doctor, papá, me presentó. – Es mi niña y su futura nuera! Todos rieron, menos yo. Se aflojaron mis piernas y tuvo que ayudarme, Nancy, la secretaria. Ella comprendió el mal momento que pasaba. En ese instante supe que no se debe decir todo lo que se siente, ni lo que se piensa. A veces, los seres que más amamos, sin querer, pueden lastimarnos. Aunque esa no fuera su intención, solo un deseo de bromear. Recuerdo que el regreso fue en pesado silencio, quizás por una ligera sensación de culpa, que no se atrevió a expresar.
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kalutavon
haydee
Gracias.
Haydée