La confianza. Un concepto de madurez y felicidad.
Publicado en Jun 17, 2012
No puedes estar exento de pensar en el fracaso, pero analízalo, requiere el mismo esfuerzo que pensar en el éxito. La diferencia estriba en lo que se haga o se deje de hacer. Así inicia todo lo provechoso, ¡haciendo! Dándole acción a nuestras ideas, intuiciones o como quiera llamársele, el secreto es realizar, ¡poner en práctica!
De por sí ya es tormentoso no creer en uno mismo porque dudar, limita todo y paraliza. Nos lleva a dejar en el tintero visiones, creencias, ilusiones y tal vez, hasta convicciones. Es una frustración más dolorosa que el fracaso porque, en esta última, por lo menos nos queda la satisfacción de haberlo intentado. Sería muy irracional sugerir que debemos llevar a la práctica todo lo que se nos ocurre o todo lo que calificamos como una buena idea. Más bien debemos aprender a tamizar para que, lo que intentemos, tenga que ver más con actividades en las que creemos tener una vocación genuina, además del gusto por ella. Más allá de su originalidad, simplemente confiamos en que podemos realizar la actividad y concluirla con éxito. LA CONFIANZA, es precisamente ese sentimiento que sin muchos cuestionamientos, nos conduce al logro de lo que nos proponemos. Aunque siempre haya consciencia de que existe una probabilidad de que las cosas no se den como las planeamos, es la confianza y la acción las que vuelven tan remota esa probabilidad de fallo, que cuando alcanzamos el éxito, esa leve consideración de desvío, se ha desvanecido. Claro está que “El papel lo aguanta todo.”. Es una gran verdad. Por eso mismo, lo que más me gustaría sería poder transmitir la receta infalible para que tus ideas pudieran llevarse a la práctica y siempre tuvieran como resultado el éxito, garantizarlo siguiendo los pasos que propongo, pero no es posible. Aquí es donde aparece la CONFIANZA EN UNO MISMO la cual, en primera instancia, contribuirá al convencimiento de que se puede lograr lo que deseamos. Las ideas que estoy proponiendo, si nunca las llevo a la práctica, se convertirán en otro proyecto inerte. Sin embargo, hay una buena noticia, sólo está en nosotros la decisión de que se mantengan o no en ese estado. Confiar impulsa y arremete al logro. Podría compararse con una “adrenalina intelectual” que facilita las soluciones, genera ideas y facilita la acción. Después de llevar a cabo la acción, el empezar a vislumbrar resultados, por insignificantes que estos pudieran ser, surge un segundo impulso que viene a confirmar que “somos capaces”. Posicionados así, la confianza en nosotros mismos deja de ser una creencia, ahora es una confirmación y cuando algo se confirma se convierte de inmediato EN UNA REALIDAD. ¡Qué mejor realidad puede haber que el saber que somos capaces! La constancia en la acción nos perfecciona en la forma de llevarla esta actividad a cabo, lo cual redundará en la perfección de los resultados que se tendrán. Esto incrementará exponencialmente nuestra confianza, provocando que entremos en un ciclo “multiplicador” que abarcará un mayor número de actividades hasta que, si la actividad es de nuestra competencia, la consideración de un fracaso será nula. La confianza lo es todo. Destruye temores y resalta audacias. Nos convierte en seres realizados y felices que buscan dentro de su propio beneficio y el de quienes los rodean, apoyan y se comprometen. ¡Confía en lo que te digo!
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Guillermo Cervantes
Creo que como dices la confianza debe ejercitarse.