EROS Y ANTEROS
Publicado en Jun 20, 2012
Eros susurra a la dama, la que en quietud espera, escribe versos a su amado que ya llega: El que ama, – le dice – al amor nunca define, porque el amor se siente, se padece, se goza, se sufre o se imagina; también se ruega, se acepta o se ofrece como moneda de cambio por mórbida caricia. Los que aman, buscan en el amor todos los segundos para sentirlo y cuidan mucho de cometer el error de perder el tiempo en definirlo. Porque el amor... ¡Es para vivirlo! Luego Anteros, vehemente aconseja a la dama enamorada: Sí, el amor es lo más sublime, manjar de dioses para los humanos, pero sin el sexo no es nada, sólo volcán sin candente lava, ola perdida en la marejada, ráfaga de viento que no mueve molinos y se pierde entre suspiro y suspiro. En cambio el sexo sin ser divino, es la encrucijada de todos los caminos. Es la flecha que se retira de la herida, cavidad huérfana, invasor exhausto con la cabeza entre las rodillas, cíclope vencedor, vencido, dador de placer y de vida. También es receptáculo de pasiones, fruto que se consume con hambruna de satisfacción y ansias de perpetuarse, manjar para todos los blasones solamente acotado por la luna. El sexo es amor y pasión fundidos en un beso. Suma de dos que se convierte en tres, camino sublime del cóncavo al convexo. ¡Eso y mucho más es el sexo! |
Filiberto Oliveros