Nuestra vida fue fecunda,
es un juicio muy sesgado,
casi el final ha llegado
con una risa jocunda,
risoterapia llamada
y en este caso aceptada.
 
 Unos versos muy solventes,
quizás pocos, por supuesto,
aunque uno esté dispuesto,
surgen muchos deficientes,
hasta al campeón del jonrón
a veces dejan en home.
 
 
Yo llegué a la poesia
con afán de recitar,
me gustaba alborozar
con versos de fantasía
que escribieron los aedas
con inspiración de seda.
 
 Unas veces he reido,
otras también he llorado,
porque si hemos amado,
tambien hemos sido herido
y después nos damos cuenta
que ha pasado la tormenta.
 
 
  Al final sentidamente
damos gracias al Señor,
por la fuerza de su amor, 
una cosa es evidente,
recibimos mas que dimos 
y por eso nos rendimos.