Cuando me encuentro en ánimo bien calmado
acudo apasionado para buscarla,
al encontrarla la miro emocionado
con amor me apresuro para tomarla.
 
Al tenerla en un abrazo me perturba
y mi mano se desliza en su contorno
disfruto con tal pasión su forma curva
luego con amor la templo, la transformo.
 
Ah, todo su cuerpo gime entre mis manos
al que le arranco de su alma los sonidos
que brotan desde su oquedad tan mundanos
al ritmo de mis dedos... de mis sentidos.
 
La hago llorar, apasionarse conmigo,
es Celestina en amores prohibidos,
motivo de envidia para mis amigos 
pues no entienden la relación entre los dos. 
 
Ella es única cuando gime anhelante
a veces alegra, entristece y desgarra,
es mi amiga, compañera, amada amante...
Siempre es la fiel consejera, ¡Mi guitarra!