Las arrugas en mi rostro y la sonrisa de mi boca, muestran mis dientes cansados del sabor del aire, del ambiente y pienso en mi victoria sobre ti, vieja bruja, tus recuerdos se fueron completamente de mí, ya no te conozco, no te he visto, nunca formaste parte de mí. Por eso mi sonrisa se mantiene rígida al pasar de las horas, entre los faros, entre las calles y la noche; la gente mira al idiota con sonrisa a nada pasar por las calles de la ciudad oscura. A mi no me importa, vencí sobre ti, ya no recuerdo tus rechazos, esos con los que hacías de los faros amarillos de la ciudad, tus luces escénicas hacia mi, el infortunado desgraciado objeto de tus burlas desde el escenario.
No recuerdo tus desaires, no desde Buenos Aires, sino desde Cusco y las horas esperándote bajo este mismo cielo, bajo tu misma despreocupación y el eterno arribo tuyo, que nunca llego. Me olvide de ti y de tus caricias, de tus lunes por la mañana y tu figura desnuda pasando al frente de la cama hacia el baño, tus locuras en las que me hacías participe y de tus bromas me va quedando solo las risas fingidas, hoy te llegue a olvidar y paso al lado
de Soledad, recordando estas mismas palabras, recordándote, recordando siempre que ya no te quiero y que alguna vez te quise.
kalutavon
Eliza Escalante