Cementerio celeste
Publicado en Jul 27, 2009
El planeta es un gran farsante
quizá el mejor de todos: Actor premiado. Con sus picos de verdor y mares corredizos parece que la vida no cupiera en las letras y que todo son selvas, sierras, manatiales, colinas abiertas al labriego. Lápices azules con los que se dibujan sus etéreos océanos mesiánicos. Dan ganas de tocar la pandereta, de conocerlo todo. Sus sonidos, sus esporas, sus olas alocadas no son mas que mentiras que se multiplican y se suman. El planeta Tierra es un gran cementerio en órbita que va por el universo mostrando sus cadáveres. Las alcobas se extinguen con el tiempo y las ínfulas del amor eterno tan solo son ínfulas. Verdad es que las generaciones son ficción momentanea y este cementerio: La realidad contra la que nos estrellamos. Los tambores cambian de brazos, pues los brazos se extinguen. Nadie saldrá indemne ni sobrevivirá a esta ley de absolutos. El mundo gira en éter con una mueca putrefacta mientras nos vuelve gemidos cenicientos e inaudibles. El tiempo, tétrico ejecutor de las sentencias terminará con el asesino y exterminará al filósofo. A cada segundo un alma se escapa de la angustia de entregarse a la vida con miedos y modales. Se engendran muertos tardes, madrugadas y mediodías... La escuela y las cabriolas rosadas se volverán olvido y en los potreros se consumirán lentamente las bestias. Sino fuera por las mujeres que paren hasta en el piso el tiempo toro y agresor ya nos habría despoblado. Los pillos morirán y también su maníaco cadalso. Meticulosamente gira el mundo y borra los entornos: Nosotros también somos borrados en sus modificaciones. Canto a las mujeres que dan a luz a toda hora. Para todas ellas mi respeto: luchan a brazo partido. Planeta verde y azul y falso: No tienes remedio. Con cada voltereta tuya los cuerpos se fatigan y la fatiga es el presentimiento de la no existencia. Tierra, eres maestra de artilugios y disfraces. Te maquillas bellamente mientras circulan los obituarios. Miles de millones de cadáveres descansan en ti, rígidos sutilmente atados a tu determinación inalterable.
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Richard Albacete
SALUDOS