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El pas de los guardianes
Publicado en Aug 19, 2012
No recuerdo cómo ni en qué circnstancias pero me hablaron del "país de los guradianes", allá lejos en el espacio sideral.¿País de los guardianes? Sí, un lugar en el que viven todos los seres que este mundo no deja vivir: hombres honestos, hombres alegres de verdad, gente honrada y trabajadora, gente de principios nobles, gente de caridad sincera, gente transparente y así podría seguir nombrando pero me imagino que el lector ya tiene una idea del tipo de gente que habita este extraño país. Gente que no encaja con la ideología dominante del siglo XXI; gente de mirada pura ajena al gobierno del Gran Toro; gente que saluda todos los días con un auténtico 'Buenos Días'. Y ¿cómo es que viven? Este es el gran misterio que está a punto de develarse, en este nuestro humilde relato sin pretensiones de cuento al estilo de Poe o Quiroga.Escribimos, amable lector, en el transcurso de un viaje a Malargüe, con la compañía del sol a nuestra espalda, esperando que su caliez ilumine nuestra página y ayude a que el lector no se duerma en ella. Al tiempo que trazamos breves punzadas en el papel, para algún día volcarlo en la fría pero útil computadora, un colibrí entra por la ventana del auto, y a pesar de querer atraparlo,se escapa, como a veces se escapa la inspiración. La música acompaña el resbalar de nuestra pluma posmoderna mientras las imágenes de 200 películas y 40 series intentan apagar el espíritu poético que ha comenzado a surgir después de tanto tiempo. No querido lector, no te aburras que luego entenderás por qué te cuento estas cosas. Tiempo ha que mi lapicera, una humilde lapicera de esas que regalan las grandes empresas, yacía dormida en el segundo cajón de la cómoda. Un día la resucité ansiosa de que me dijera cosas nunca antes dichas y como no quisiera hacerlo porque conocía la tinta vertida por tantas otras lapiceras me ofreció decir cosas de un poco auténtico, bien auténticamente mío, y le dije que sí. Si este relato no sirviera para entretener al lector, al menos espero que sirva para prender un buen fuego en el que un niño de pies friolentos pueda aliviar sus penas. Decía pues, que en el país de los guardianes vivían estas buenas personas, sin pensar en el qué dirán ni en el a quién dirán. También vivían personas muertas, que no se habían muerto del todo por pervivir en el recuerdo de cientos de miles de libros y de algunas pocas personas. Pero ¿era acaso un existencia real la que había en este país? No lector, real empíricamente como lo entiende este mundo y la ciencia positivista no, pero real sí, en una existencia sobrenatural, abierta al entendimiento de aquellos queno han cerrado su corazón al misterio.¿Cuándo comenzó a existir este lugar? La leyenda cuenta que luego de sepultar al Señor, José de Arimatea volvía profundamente dolido a su casa cuando se cruzó con una joven que lo retuvo repentinamente. Había soñado con él sin conocerlo y le rogaba que marchara al monte Tabor. -Allí,- le dijo, te reunirás con los demás hermanos que se encuentran desamparados. Infúndeles ánimo, están desfalleciendo porque nadie ne todo Jerusalén espera verlo al Señor nuevamente. - Y tú, ¿a dónde irás?- preguntó José sorprendido del valor de la joven. -Yo tengo al Señor conmigo aquí- y diciendo esto desplegó un lienzo en cuya tela estaba estampada la figura de Jesús. Era Verónica. Casí como despertando de un sueño, José corrió al monte Tabor y tal como lo había pensado estaban todos los hermanso reunidos esperando ser reconfortados por él. Así fue como se reunieron periódicamente a reconfortarse de las persecusiones de su tiempo, y, cuando murió José de Arimatea, otros fueron los hermanos que continuaron la tarea, todos llenos del Espíritu Santo, hasta llegar al siglo XXI en que, si bien eran menos los hermanos, más todavía necesitaban del apoyo de los hermanos para no sentirse solos pues, bien sabían, eran como ovejas en medio de lobos. Ahora no era el monte Tabor en donde se reunían sino en el espacio sideral, trasladados no por algún conjuro mágico sino por una sencilla oración, llena de fe. Ayer mismo viajé a este país maravilloso. ¿A quién me encontré? No lo adivinarán: al carnicero de la esquina de mi casa que trabajó más de 30 años allí. Al preguntarle cuál había sido su gran hazaña me respondió con sencillez: "Pagar el sueldo honestamente a los empleados, no negrear a ninguno, pagar los impuestos y no explotarlos. Atender bien a lso clientes, a cada uno de ellos brindarles una sonrisa para hacerles el día más alegre...". Ese día regresé a casa un poco más confortada interiormente...
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Descripción
Un relato para reflexionar Palabras Clave: Jos de Arimatea amor caridad comprensin sostn amparo Categoría: Cuentos & Historias Subcategoría: Relatos Derechos de Autor: M. G |
kalutavon
Mercedes