He aquí amor la hora del olvido!
hora negra, lóbrega, en que el dolor me muele.
Hora de despedirme de tus labios salobres
que tantas alegrías y amarguras me dieron.
Hora menguada, loca, en que me siento lúgubre.
Tristemente vacío, al pie de la recámara.
Ya hice mis maletas, partiré muy pronto.
La congoja me encoge el corazón como una llaga
y todas las menguas están ahora conmigo...
Ahí, al lado de la cama dejo tu cintillo.
Si decidíste estar con otro y tu corazón se fue
es normal que lo sigas: No se puede vivir si no se late.
Bien por ti...No interferiré en tu camino.
No te juzgaré con severidad alguna
y guardaré tus correos, quizá, bajo algún catre.
Te regreso la aguja y el hilo que una vez me diste
para enfrentarme, en mis viajes, a cualquier contingencia.
Más no te guardaré en mi para siempre.
Aunque te pertenecí del todo no fuí del todo tuyo.
El tiempo me volverá a dar otro comienzo
y volveré a hurgar otros pechos nevados.