HOY (AYER) ALLI
Publicado en Jul 29, 2012
Y ahí en medio del bosque en medio de la tarde soleada en medio del invierno en sequía vino tu voz a buscar el lobo solitario que vagaba husmeando el perfume perdido de los frutos del árbol prohibido que crecía en medio del alcanzado paraíso. Y en medio de los ramajes del naranjo y la garras hirientes de la zarzamora encontré la puerta a los susurros de las delicias del pecado original, la puerta, fisura o grieta por donde alcance a tocar la piel enternecida y trémula que también vagaba buscando el silencio repartido entre las palomas y los cauces de los grandes ríos cercados de verdes gramas y altas selvas de orquídeas y de algarabías de pájaros. La tarde fue culminando antes de los arreboles en un rito sagrado, en la ceremonia secreta que la distancia no aplacó con sus muros ya resquebrajados, y en la quietud silenciosa dos enamorados se supieron enredados en sus desesperos hasta la culminación del destello compartido. Y en sus propias manos estuvo el fulgor y la caricia, el beso atrapado en los labios sedientos, en el roce delicado y su íntima consistencia, y en el último instante esplendoroso de esa comunión que vence la muerte. Y hubo después en la mañana siguiente la revelación de dos breves diamantes en el borde húmedo y oloroso de la voluptuosa vertiente sobre el oscuro musgo cautivo, y una paloma asomada con su erguida tibieza inhiesta y dos palomas en el orgullo suave y carnal de su vuelo. Mientras allá en medio del bosque el sol iluminaba el sitio exacto donde la férvida vertiente, el musgo oscuro y las tibias palomas fueron imaginados con la ferviente adoración de un vasallo rendido a su soberbia y hermosa soberana. Y en el hoy de la mañana y en el allí de la tarde de la víspera entre el revoloteo de palomas un lobo ermitaño sigue rastreando las huellas del dulce galope de la fina potranca en la mullida grama, con el hambre viva, otra vez, en su delirio de acechador inconsumado, de cazador vencido, de bestia domada por el arrullo encendido de evanescentes palomas. Y en el ahora aun persisten la voces instaurando un romántico dominio sobre el perfume del florecido árbol prohibido del alcanzado paraíso, sobre el bosque de la tarde soleada del invierno sin lluvias, sobre el naranjo y la zarzamora, en los goznes de la puerta a los susurros del pecado original, y también en la piel enternecida por el álgido ceremonial consumado. Vale.
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