MI MADRE Y LAS GALAXIAS.
Publicado en Aug 02, 2012
Mi madre…ella mira las galaxias
cada vez que levanta sus ojos, sin saberlo. El cielo azul se extiende luminoso Y se queda muy quieta, como soñando. Yo sostengo tu espalda y tu cintura, porque no sientas dolor… no tengas miedo que yo te ayudaré. Seré tus piernas. Caminaré por ti cuando no tengas fuerzas, te apoyarás en mí, seré bastón de acero tu guía y tu consuelo. Acunaré tus sueños. Arroparé tu frío en la cama que fuera de mis pequeños hijos. Acuéstate, mamá. Como gira la Tierra sobre su propio eje así vuelve la vida a girar, como la tierra. Y todo se repite.… así, sobre sus pasos. Tú, mi madre que enjugaste mis lágrimas que corrías ansiosa al sentirme llorar, que tomabas mi fiebre y pasabas despierta cuidándome, cuántas noches, cuantas… mamá. Hoy estás en mi casa y soy yo la que corre para ver si respiras tranquila, si estás bien. Y te alcanzo el remedio y acompaño tu insomnio y me dices… -No te has acostado aún? -No, mamá…tienes frío? Y te miro tan frágil tan pequeña, que quisiera arrancarme esta vida y darte tan sólo una parte, para verte de nuevo trajinar por la casa, como antes, incansable y altiva -Quiero salir al patio… te llevo y me preguntas por las plantas aquellas que me diste una tarde. -Aquí están,… las ves?.. y levantas los ojos al cielo -Solo están las galaxias. ¿Qué buscas, mamá? -Quiero acostarme, estoy cansada, vamos. Y te quedas mirándome…Duerme, mamá.
Página 1 / 1
|
Mumbr
66arcoiris
Madre mía, ya mayo ha venido,
qué cansados ya miro tus ojos
y tu frente de arrugas surcada
y tu pelo, tan negro que era
poco a poco se vuelve de canas.
Cuando mayo se acerca,
yo pienso en mi madre que tanto me ama
en el ser que me dio la existencia
y un fragmento me dio de su alma.
Este solo es un fragmento del poema que declamé hace 38 años y que me hizo llorar a mares, en ésa época al igual que tu ahora, tenía mucho miedo de perder a mi madre, solo puedo decirte que Dios te dará la fortaleza para interiorizar estos momentos y dejarla ir en el momento en que él la aclame con la plena satisfacción de que en vida la amaste como buena hija, dándole todo tu amor.
UN FUERTE ABRAZO AMIGA, QUE DIOS LAS BENDIGA.
María Ester Rinaldi
María Ester Rinaldi
Les dejo un abrazo inmenso, y gracias, amigos, por estar en estos momentos.
Los quiero.
daih
Umberto Senegal
Gratitud, donde la mujer-poeta primero es hija con su canto de reconocimiento a la entrega maternal en su niñez o su juventud; y luego, sin desalojar la ternura de su memoria, es poeta de emociones saturadas de nostalgia. Llegas con este poema, sin necesidad de elaboradas metáforas, a concretar tus sentimientos frente a la mujer crepuscular. Madre cargada de otoños donde tú eres refugio seguro.
Yo tengo la dicha de vivir aún con la mía. En los amaneceres calarqueños, me prepara a las cinco de la mañana un café con leche para despedirme ,cuando salgo hacia la escuela donde trabajo. Al atardecer, cuando regreso, escucho desde afuera su voz calmando los ladridos del perro, recordándole que soy yo quien vuelve al hogar.
Octavio Paz, afirmaba que el poema era el lugar donde el hombre se encontraba con la poesía. En este caso, tu poesía es el lugar donde la mujer se encuentra con sus más nobles sentimientos. Dramático el final del poema, donde la madre dolorida solo piensa en el insomnio de su hija.
Tu poesía, un suave respiro para serenar la tragedia de los años: los de la madre anciana, tal vez... Y los propios años, otros otoños donde la vida y la tierra giran, giran sin nada capaz de detener un solo segundo la fugacidad de la existencia. ¿Premonitorio tu poema? Tus palabras y sentimientos, nos aproximaron a esa noble mujer que no conocíamos. Hojitas frescas de perejil calarqueño, para tu madre y para ti, con afecto.
Verano Brisas
Marcelo Sosa Guridi