En las alforjas vacías de la conciencia,
reminiscencias ,
 de antiguos ritos paganos se ciernen
en el domicilio de una calle arropada de palabras,
girando hacia la nada ,
 tratando de humanizar la noche,
al vórtice de sus juegos apasionados
que como cántaros hastiados del delirio
extienden la noche en armónica cadencia
 
Esta carne hecha de versos,
de palabras que lijan el tiempo
 habitada de surcos, en la brevedad  de agotados  atardeceres,   
 atisbando lechos que sintieron placeres,
 en  ese  espacio evanescente de la costumbre,
bajo un concierto de imágenes   que ovulan tu nombre
cuando  el  humus fatuo  dejó que nos hundiéramos
 al pie de la duda.
 
Entonces…
 más allá de un silbido de flautas,
cuando la noche copula entre mis  versos,
 bajo el éxtasis de los sauces, entre caricias inventadas,
hasta donde se extravía la cordura o el amor…
 
 Voluptuosa y fugitiva  me pienso,
cuando  el deleite jadeante se fuga,
entonces te escribiré  para decirte ,
bajo la serena agonía  sempiterna…
que se extinguió el azul lívido del deseo.