Antes de abordar
Publicado en Jul 27, 2009
Viajar siempre me ha atraído. Sin embargo, soy comodino y, aunque pudiera sentir curiosidad por conocer nuevos lugares, la ausencia de un hotel, por lo menos de cuatro estrellas, termina con esta curiosidad de inmediato. Hago referencia a lo anterior, porque la historia que a continuación voy a narrar tiene que ver con la comodidad y la seguridad al viajar. Sin embargo, en ocasiones puede ser más perjudicial que beneficiosa.
Al momento de escribir el inicio del bosquejo del cuento anterior, me encuentro en el aeropuerto de la Ciudad de México. Son las cinco de la mañana, estoy solo, sentado en una mesa para cuatro, sin hambre, aún con sueño y tiempo de suficiente para no hacer nada. Sigo en el intento de plasmar ideas de toda índole en cualquier hoja, sólo restan tres horas "escasas" antes de tomar el vuelo de las ocho treinta hacia Veracruz. Hasta este momento me percato que estoy sentado en la sección de fumadores y, como un golpe de suerte adicional, el hombre que ostenta el record de más cigarros consumidos por hora, está a mi lado. ¡Es asquerosa la forma en que fuma! Si en mis manos estuviera, este hombre tendría prohibido fumar sólo por la repugnante forma que tiene de inhalar y exhalar el humo. El fumador es Raúl Heredia, un Ingeniero Civil que viaja a Guadalajara por cuestiones de trabajo. En dos semanas le será diagnosticado cáncer pulmonar y dejará de existir a principios del año que viene. Se acerca la mesera. Sé que se llama Valentina, lo leo en el gafete que porta. Le pido un café. No le hace mucha gracia que sólo pida eso. Insiste en alimentarme dejando el menú con un escueto "por si se ofrece". Lo pongo a un lado sin revisarlo. Medito con ligereza sobre cómo puede afectarla el que sólo pida un café y concluyo con facilidad que es por la propina, sin embargo, no es suficiente para justificar los malos modos de esta "Doña". Se trata de Valentina Herrera una mujer madura, soltera y que en este día cumple una semana como mesera del restaurante. No soporta el horario que le tocó, primero, por lo que representa levantarse tan temprano y en segundo lugar, por las escasas propinas debido a la poca clientela. Al final del mes renunciará y regresará a su pueblo a cultivar remolacha con el resto de sus hermanos. Un escandaloso grupo entra en el restaurante, se compone de ocho o nueve personas, todos uniformados con una camisa verde de pésimo gusto. Sin embargo, lo peor no es eso, tienen prisa, exigen velocidad a la mesera y...piden cuentas separadas. El oir tal petición me presiona a salir antes que ellos, dando al traste con el gozo del café matutino. Es un grupo de Alcohólicos Anónimos que ha decidido vacacionar en La Paz, Baja California Sur. El más viejo de ellos, Ronaldo, volverá a tomar durante las vacaciones y abandonará el grupo, nadie nunca más sabrá de él. Con tragos rápidos y continuos pretendo terminar lo antes posible un café que desde el primer trago arremetió contra mi lengua como si buscara desintegrarla. Ya no disfruto un solo sorbo. Dos pilotos entran y detectan mi ansiedad. Me ven con recelo, como si de algún modo pudiera dañarlos. Están a punto de sentarse cerca de mí, pero en el último momento deciden alejarse cinco o seis mesas de donde estoy. No puedo explicarlo, pero siento su desprecio y, si antes de verlos ya sentía cierta aversión por la petulancia de los pilotos, ahora la transpiro. Los veo con intensidad, esto es, no les quito la mirada de encima, hasta que se sientan. Al igual que sentí su desprecio, siento que perciben "la intensidad" de mi mirada, pero se hacen los desentendidos. Ramón Colunga y Samuel Rivas son pilotos aviadores, ambos solteros y con un futuro muy prometedor en Aeroméxico. Hoy esa ilusión terminará después del accidente que tendrán justo antes de llegar a Veracruz.
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Guillermo Cervantes
Felicidades, me encantó la historia y sobre todo el final tan dramático de anunciar Tú muerte en el avionazo de Vcz., me inscribí y estaré enviándote de vez en cuando algunos textos ojalá los puedas leer y opines. Sigue escribiendo. Slds.,
Guillermo Cervantes
Diego Lujn Sartori
Como soy un cuentista consumado, me interesó tu relato y sobre todo por la forma: ese ir y venir en el tiempo de lo presente a lo futuro como si leyeras en el porvenir es de muy buen gusto. Te dejo tres estrellas por ello.
Te invito a leer mis cuentos y poesías. Especialmente: la mujer del río. Un chancho, un perro y la muerte y corazón de dinero entre otros que tengo en esta página fabulosa.
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Diego