Vagn de mala suerte 2.
Publicado en Aug 12, 2012
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Muchas veces no  entiendo  que me despierta en las mañanas o para que desperté, pero hoy lo supe en el instante que abrí los ojos.
No estaba muy claro de cómo lo haría, o cómo seria, pero tenía que hacerlo.
Tenía el presentimiento que  si no hacía nada hoy no se haría nada nunca más.
Desperté, prendí la pc, internet, desperdicio de tiempo, no comí, me lave los dientes, manos mojadas, me seco, me visto, perfumo, lentes puesto, camisa negra, blue jean, zapatos verdes, llaves, listo.
Cierro la puerta, bajo por las escaleras, salgo del edificio, camino, el sol increíble se posa en mi frente haciéndola sudar, me limpio, autobús, estación del tren.
A medida que iba avanzando sabia menos a donde iba, solo sabía que tenía que verla, lo quería, lo necesitaba.
Recargo la tarjeta, paso por los torniquetes, doy la vuelta, espero el tren, llega, me monto, me voy.
Uno de mis viajes más difíciles. Tenía que estar totalmente atento a todas las personas que me rodeaban, que iban venían, pasaban, se quedaban, alguna de esas personas pudiera ser ella, la de los ojos marrones, la del bolso desgastado, la que no me dejo dormir, la que lleno mi cabeza de preguntas, la maga que desaparece cuando le place dejándome lleno de deseo de seguir su rostro a donde vaya sin poder.
Yo mismo pensé que estaba loco, no podía creer lo que hacía, a donde iba? No tenía donde, no tenía un porque completamente claro, solo sé que detallaba a cada persona con la esperanza de encontrar su rostro, sus lumbreras marrones, clavadas en mí, como en aquel encuentro que ya todos conocemos.
Solo había salido sin destino a ver si la encontraba en algún lugar, pero luego mi viaje sin destino también quedo sin razón y pensé que debía hacer algo más que eso.
11:37am era la hora a la que había llegado a la estación “Libertador Simón Bolívar”. Salgo del tren, subo las escaleras, y vuelvo a pasar por el mismo torniquete donde tuve mi primer contacto visual con aquella diosa de lo extraño y oportuno.
La estación estaba repleta de gente que va y viene. Casi imposible caminar dentro de ella.
Me paro en la conexión que une las dos estaciones, compro un agua y ahí me planto.
Imaginé tonterías ahí parado, que era un espía, que los policías pensarían que era un malandro al asecho de cualquier peatón despistado, o incluso que era invisible y la gente no me miraba.
Me costaba tanto permanecer concentrado, sin embargo cuando lo hacía, no había nada que me quitara de mi poder mental, estaba totalmente enfocado en las personas, detallaba cada rostro buscando solo esas lumbreras de las que mis pensamientos se habían apoderado.
12:00pm, no hay fruto de mi esfuerzo. Mis pernas empiezan a cansarse, el agua acabó, empiezo a desilusionarme poco a poco.
Con unos audífonos polaroid puestos, me distraigo, como no están del todo bien, tengo que moverlos poco a poco de manera de que se escuchen los dos audífonos, pienso que la tecnología se apodero y no podría vivir sin ella.
Observaba cada persona y note que todas tenían la misma expresión en sus rostros, esa expresión de necesidad de ir rápido a todas partes, como si una sombra las empujara desde atrás y no pudieran hacer nada.
Cansado de ver tantas ovejas, me dirijo a un kiosco de esos que se abren y dicen el nombre en grande en la parte las alta, como un halls verde, no recuerdo que saber era, me refresca la garganta, me gusta.
1:00pm, nada. Empiezo a cansarme notablemente, tomo mi pie por detrás de mi espalda y lo halo levemente, lo mismo con el otro, me agacho, me paro, cansado, sed, necesidades básicas.
1:36pm, (no seguro, pero sé que fue cerca de esa hora), Aparece entre la multitud desde la estación  del metro, a una velocidad totalmente lenta solo a la vista de mi cabeza, avanza, la observo, sonrío, me ve, se extraña, saludo, saluda, sigue su camino, la sigo, se voltea:
-Hola (dije)
- Hola
-La última vez que nos vimos no me alcanzo el tiempo para… … (Ahí quede)
-Si ( Respondió rápidamente, como sabiendo que iba a decir)
(Anota mi número de teléfono, tiendo mi mano en señal de saludo, la acepta, seguidamente pone su mejilla, la beso, intento hacerlo tiernamente, tiemblo increíblemente, me cuesta infinito sacar las palabras).
-Christian
-Betzay
-Tengo una historia muy graciosa que contarte acerca del día del metro. (pude decir a medias)
-¿Ah sí? (responde con cara de no entender nada de lo que digo)
Sí, pero aqu… aquí no… Aquí no, hay mucha g… gente y no me deja concentrarme. (Dije entrecortado y mis manos danzaban de aquí allá intentando hacer gestos que ni yo mismo entendí).
-… (No dijo nada)
-¿Estas apurada?
-Algo.
-Bueno no importa, si quieres me escribes luego y te cuento por mensaje.
-Ehm.. Bueno. (Respondió seguido de otro beso en la mejilla y desapareció de nuevo entre la multitud)
Baje por las escaleras del tren del lado opuesto al que se fue para que no se diera cuenta de que realmente no iba a ningún lado, si no que estaba ahí parado esperando que llegara o no.
Sonreía sin razón, danzaba al caminar sin darme cuento, como si acabara de nacer, formo parte de una cola al vagón, recibo un mensaje de texto:
 Hola, soy la chica a la que le acabas de dar su número, aún estoy aquí abajo esperando el ferrocarril, si compras el token y bajas rápido, yo estoy en la cola donde tú estabas ayer.
Yo, no podía creer nada de nada, no sabía ya ni donde estaba.
Conmocionado fui a donde estaba parada, llegue por detrás, solo me pare a su lado y le dije que estaba a unos cuantos metros de ella.
Me pregunto cuál era la historia, se la conté, se rio, me reí, estaba totalmente perdido en ella, no sabía que hacer no sabía que decir, veía a todos lados tratando de encontrar en el espacio las palabras y el valor para hablar.
No podía dejar de ver sus ojos, sus mejillas, nariz, cabellos, labios… Vestía un pantalón amarillo, camisa azul si mal no recuerdo, suéter guindado en su hombro, mismo morral que la última vez.
Y así fue, nos montamos en el tren entre empujones y golpes.
Pero incluso siendo víctima de aquella jauría humana, me sentía tan feliz.
Hablamos de un par de cosas. Estudios, vivencias, música, etc…
Pautamos comer helados de mantecado el día martes.
Le dije que era y estaba linda.
Elogió mi ropa.
Solo la observaba inmóvil.
Mis dedos empezaban a doler por estar agarrado de un soporte aéreo para sostenerme.
Para mi desgracia se bajaba en la siguiente estación.
Llegamos, Salí para que salieran las demás personas con más facilidad, entre ellos, ella.
Otro beso en la mejilla, este último más sublime, pude sentir cada textura de su mejilla, tome su brazo, mi mano deslizo por el mismo mientras se alejaba.
Con mi último aliento le grite al verla partir: Escríbeme!
Desapareció dejando hilos de sus pisadas en mi cuerpo.
Entro al vagón, siento que exploto, trato de calmarme, me siento, me alivio, me encanta.
Llego el edificio, subo las escaleras, llego a mi casa, el grifo había dejado de gotear.
Toco piano, escucho música, pienso en ella, me siento a escribir:
“Muchas veces no  entien…”
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Foto del autor Chris War
Textos Publicados: 7
Miembro desde: Aug 09, 2012
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Descripción

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Palabras Clave: Tren suerte relatos historia

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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