CUNTAME, POETA.
Publicado en Aug 16, 2012
Poeta, cuentame historias fantásticas,
no me hables de la flor o del azul del cielo, no trates de encontrarle un sentido a la palabra amor, ya sé que la felicidad es parte de la vida, como el dolor, la esperanza...cuéntame de aquello que no conozco pero sé que se gesta a mi alrededor, dime que vez cuando miras mis ojos, en qué espacios me pierdo cuando el alma me deja, adónde voy y por qué muero... cuentame historias fantásticas, poeta, porque mi corazón bosteza y la palabra se marchita...
Página 1 / 1
|
Marcelo Sosa Guridi
Mara Ester Rinaldi
Estimado Antonio, gracias por la lectura, por tu devoluciòn, por compartir esta inquietud tan propia del alma femenina, son interrogantes que fluyen ante el gran misterio que representa vivir, el hombre, genèricamente hablando, se replantea cuestiones aun no resueltas, una vez me dijo un poeta: -no preguntes tanto, Maritè, vivir es transitar este mundo, con todo lo maravilloso que conlleva-
El pàrrafo que señale de tu respuesta, donde dices que morir es el final de una historia maravillosa, ùnica, realmente me dejò pensando, creo que tu definiciòn me muestra aquello que muchas veces descreì, siempre digo. por què o para què estamos aquì? seremos un eslabòn màs de una cadena que se sucede inevitablemente? Tal vez no, querido amigo, tal vez somos parte de una historia maravillosa y ùnica, la nuestra.
Gracias, y me alegra que ahora tengas las respuestas.
Un gran abrazo!
antonio huizar
daih
Un abuacito querida amiga. (Yo nunca bostezo con tus letras)
Mara Ester Rinaldi
Yo no diré nada de mi misma
porque no tengo flores perfumadas
que pudieran así ser historiadas.
El cofre y una urna de mis sueños idos
no se ha de abrir, cesando su letargo,
para mostrarte el contenido amargo.
otro que me encanta:
Las grandes mujeres
En las grandes mujeres reposó el universo.
Las consumió el amor, como el fuego al estaño,
a unas; reinas, otras, sangraron su rebaño.
Beatriz y Lady Macbeth tienen genio diverso.
De algunas, en el mármol, queda el seno perverso.
Brillan las grandes madres de los grandes de antaño.
Y es la carne perfecta, dadivosa del daño.
Y son las exaltadas que entretejen el verso.
De los libros las tomo como de un escenario
fastuoso -¿Las envidias, corazón mercenario?
Son gloriosas y grandes, y eres nada, te arguyo.
-Ay, rastreando en sus alas, como en selvas las lobas,
a mirarlas de cerca me bajé a sus alcobas
y oí un bostezo enorme que se parece al tuyo.