PIQUETES... ERAN LOS DE ANTES.
Publicado en Jul 28, 2009
El viernes 24 del corriente, estaba en la Farmacia atendiendo a una paciente, dispensándole remedios que habitualmente lleva, cuando ésta se pone a charlar con una amiga, y el tema de conversación era una tercera persona, sexo masculino, y en un momento mi clienta le dice a su vecina, que ese señor había sido compañero de piquetes, que habían compartido “un montón” de piquetes juntos (según sus propias palabras) y la conversación se extendió largo rato.
Termino de validar la receta vía Internet, y le pregunto, asombrada de lo que había estado escuchando, si se refería a los piquetes de cortes de ruta, y con total tranquilidad, me contesta que sí, que a esos se refería específicamente. Dejo la receta a un lado, le entrego los remedios solicitados, y mientras mi memoria comienza a transitar el túnel del tiempo, la miro y descubro que ya no es ella la amable señora, la paciente que requería mis servicios, mi dedicación, aquella jubilada en la cual volcaba yo todo mi tiempo y mi paciencia… Rápidamente acude a mi memoria, aquella tarde allá por el año 2001, un martes de otoño a las 16.30 horas, iba en mi Peugueot con Paula, una compañera de la Facultad, a la clase de Química Biológica. Al llegar al puente Avellaneda, que une provincia con Capital (puente de acceso) nos encontramos con un PIQUETE. Hombres con capuchas, rostros tapados, en las manos palos amenazadores, gomas quemadas, humo oscureciendo el cielo y sus caras, niños desparramados por doquier, durmiendo en el piso, mujeres embarazadas tomando mate, …carteles y pancartas con iguales consignas, jóvenes bailando al compás de los bombos…lo de siempre… Obviamente, la policía desviaba el tránsito hacia el puente viejo, pero éste se encontraba cortado, lo que ocasionó que volviéramos hacia la derecha, para tratar de llegar a la Autopista Buenos Aires-la Plata. Sigo siempre hacia la derecha, ya sin guía policial, hasta que me encuentro con la entrada a una villa, a 200 metros de distancia, paro en un semáforo y recuerdo las recomendaciones de mi marido de no cruzar por ningún motivo ese tipo de Villas, ya que sería un suicidio para dos mujeres que viajan solas y en un automóvil. Mientras el semáforo está en rojo, pienso rápidamente qué hacer, miro a mi derecha y veo una plaza pequeña, es un Boulevard, con dos avenidas doble mano, una de cada lado. Si seguía hacia adelante, entraba a la villa; me quedaba doblar a mi derecha, y buscar otra salida. En la plaza, como a 10 metros, veo a cinco muchachos sentados en un banco, mirando el movimiento del tráfico. Todo fue muy rápido. Miro por el espejo retrovisor, para ver si podía girar al cortar el semáforo, y por el rabillo del ojo alcanzo a ver una mano que se mete por la ventanilla (abierta unos 8 centímetros) y trata de arrancarle la cadena de oro que llevaba puesta Paula, que estaba metida dentro del saco, y solo se veía una parte de ella, suficiente para que unos ojos avezados la hubieran visto desde lejos. Ella le toma la mano con fuerza, lo muerde, y el vándalo, por el poco espacio que tenía no podía hacer muchos movimientos, suelta la cadena e intenta sacarle la cartera que tenía en la falda, en ese momento doy marcha atrás, hago un viraje violento de la derecha hacia la izquierda, y este individuo (era alto, vestía una camiseta de Boca, el club de mis amores) salió despedido hacia atrás, se levanta y salta hasta mi puerta, intenta abrirla, gritándome que le dé mi cadena, había visto que llevaba una, y sacando fuerzas y serenidad, no sé de dónde, tal vez desde la desesperación, pongo primera y arranco hacia la avenida que estaba a mi derecha, y en ese instante, los cuatro restantes se arrojan sobre el auto, dos en el capot, uno al costado (el de la camiseta de Boca) y los otros dos atrás, golpeándonos el auto, las ventanillas, y gritándonos….pongo segunda y cerrando los ojos levanto velocidad y salen despedidos hacia los costados…fue un horror…eran casi las 5 de la tarde, en pleno día, la gente miraba…nadie atinó a hacer nada…seguí por esa avenida, sintiendo sus gritos e insultos que nos perseguían como fantasmas, mi amiga Paula no pronunciaba palabra alguna, estaba pálida y no la podía hacer reaccionar, seguimos sin poder parar, con mucho miedo, mirando constantemente hacia atrás, escapando de ese horror intransferible…Paramos en una Estación de Servicio, tomamos agua, y el playero nos indicó como llegar a la Autopista. Me costó mucho olvidar ese suceso, fue terrible. Lamentablemente, no fue el último piquete que tuve que evadir, fueron muchos, no cuestiono sus razones ni sus causas, pero los que estábamos del otro lado, pasamos momentos que nunca olvidaremos, cada uno tendrá su historia, esta fue mi experiencia, y esa señora, a la cuál dediqué por más de 4 años mi infinita paciencia y mi profesionalidad, lo trajo a mi memoria, con toda la crudeza y el espanto del horror vividos, y lo que más me tocó, fue la tranquila aceptación de sus hechos, la sonrisa y el orgullo de haber participado en esos piquetes que tuvieron en vilo a nuestra querida Argentina.
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facundo aguirre
facundo aguirre
Mara Ester Rinaldi
Mi cariño para vos y tu familia:
María Ester.
Sergio Pellegrini
A mi mujer y a mi nos pasó algo parecido cuando bajamos en Avellaneda Dock sud, que calculo será el Boulevard que transitamos nosotros y al final nos esperaban chicos muy chicos. A los 2 más chiquitos (unos 4 años) los hicieron cruzarse para que pararamos y uno de los que nos saltó al auto apuntandonos no tendría más de 11 años.... Fue terrible. Uno de los carteles lo corrieron una cuadra para que los que quieren enganchar la Calle Pavón y no son de esos lugares, se metan sin querer directamente a la entrada de la villa, como hicimos nosotros. Tal cual lo tuyo puse primera y de casualidad y suerte no pisé a ninguno de los pequeños... Casi terminamos dentro del riachuelo. A plena luz del día (serían las 3 de la tarde)... Las imagenes tampoco se me borran y eso que no pasó nada fatal, sino no me imagino cómo estariamos ahora. He leído ya varias cosas tuyas, pero con esta en especial me urgía comentartela porque al leerla iba recreando las mias y una suerte de escalofrios me atacaba.... Saludos y tranquilidad.