Reconociendonos
Publicado en Jul 28, 2009
Bien... retomando el tema, si tomamos el mundo como la Gran Escuela, entonces siempre somos alumnos y discípulos. Pero acá, debemos no equivocarnos: ya nos somos niños, ni estamos en un sistema radical y caduco de enseñanza. Somos nosotros quien debemos elegir nuestro propio programa de aprendiz. Desarrollar la capacidad de pensar por uno mismo (tarea a veces complicada y difícil) saber separar de lo que se estudia lo que sirve, y lo que no para nuestras vidas. Saber de facto cuales son nuestros intereses y dones. Somos únicos y singulares con características propias y dones propios.
No hay recetas seguras de éxito ni de felicidad. Somos simplemente seres humanos, inquietos buscadores de la perfección. No podemos evadir el dolor, ni los inconvenientes, ni la realidad en que interactuamos con los demás pares. Lo que si podemos es hacernos mas fuertes, hacernos cargo de nosotros mismos sin dar el poder a los demás de cómo vivimos o como nos sentimos. Vigilar y cambiar nuestra manera de pensar nos ayuda en la tarea diaria del compartir. Nunca podemos saber en realidad que pasa adentro del otro, solo podemos saber que pasa adentro nuestro, y desde este lugar no caer en juzgamientos inútiles, en suposiciones erróneas, en criticas destructivas. Solo hay una manera de ayudar a crecer el otro: creciendo yo mismo! Es una tendencia nuestra gastar demasiada energía en todo lo negativo, o mas bien en aquello que consideramos negativo. Si cambiamos nuestro enfoque de que cada final es un nuevo comienzo, de que una ruptura no es un fracaso, de que cada problema trae en si una solución, podemos serenarnos y salir fortalecidos. Acá podrán pensar: Que, dejo de sentir? Por el contrario, evitar sentir seria como cambiar nuestro estado de seres humanos. Debemos sentir, llorar hasta el cansancio si hace falta, golpear hasta quedar sin aire las almohadas, desahogarse con el buen amigo... Pero...el tema es por cuanto tiempo debo hacer esto, o si el seguimiento del dolor en un estado de victima me ayuda o ayuda a mi entorno. Cuanto tiempo el buen amigo querrá escuchar mi misma triste historia? Y en este caso, es común ver que no solo el buen amigo la escucha, si no todos los amigos, los conocidos, los hijos, el gato, el perro... el aire y el universo... hasta que nos empezamos a sentir solos, porque los demás tienen también su vida, y no es agradable estar con alguien que solo habla de si, de sus fracasos y problemas. Además del agravante, que me expongo, que quedo a la merced del otro, que dejo a todos saber mis debilidades y mis incapacidades. Como ejercicio, podemos observar de que hablamos, y como hablamos con el otro... y pensar si fuera al revés como me sentiría yo. Damos poco valor a las palabras, las usamos irresponsablemente... y las palabras responden al pensamiento... y el pensamiento es nuestro más preciado instrumento para la felicidad o para la desdicha.
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