Cuentos de Amor, de Locura y de Muerte
Publicado en Sep 02, 2012
La vida de Quiroga resultó ser una alegoría trágica. Acabó con la vida de un amigo en circunstancias confusas, su primera mujer se quitó la vida a los pocos años de casados, su segunda esposa lo abandonó , enfermó de cáncer y por fin, no pudiendo hacerle frente a sus fantasmas, se suicidó. Cuentos de amor, de locura y de muerte es el corolario de esa vida abrumada y es donde a través de ella, nos encontramos con el Poe mas autentico y en donde despliega todas sus artes. En estos cuentos, el misterio es el principal protagonista amo y señor aunque siempre inmerso en situaciones cotidianas, lo que aumenta el impacto. La locura y el amor se aúnan constantemente, para llevar infaliblemente a la muerte. Sus narraciones, llenas de una violencia tácita, le abren paso a una opresiva tensión sólo redimida con el más impensado de los finales. El ámbito agreste y salvaje de la Misiones que él conoció, le dan marco a sus historias. Cuentos de Amor, de Locura y de Muerte no es ni más ni menos que una de las primeras compilaciones de relatos que Quiroga publicó; en ellos encontramos tempranamente toda su destreza como narrador y también lo esencial de su visión del mundo. lo laRgo de las páginas de Cuentos de Amor y Locura el lector se encuentra con unas cuantas de sus historias imperecederas y un buen numero de personajes que quedarán en la memoria del lector como si los hubiera conocido a lo largo de una voluminosa novela. La vida de Quiroga fue una parábola trágica. En cuentos de amor de locura y de muerte nos encontramos con el Quiroga que ha conocido muy de cerca las realidades del amor, de la locura y la muerte, realidades que son, en ultima instancia, la constante fatal que traspone los cuentos escritos por un ser ermitaño como hombre y como escritor. Cuentos de un hombre incomunicado en plena selva, en la zona lindante con Misiones, y también ya alejado de lo que aprendió leyendo a Maupassant o a Chejov. Algunos cuentos reunidos en el volumen de 1917 podrán parecer al lector ingenuo, fuera de quicio y morbosos, así y todo, no dejan de ser el homenaje a la maestría en un genero que es casi dominio literario del sub-continente latinoamericano. A pesar de la horrenda ocurrencia que encierra la gallina degollada, puede advertirse la espeluznante frialdad de la narración, como allí impera una lógica inconmovible y mortífera. Los cuatro niños idiotas han sacado provecho en el corral de la lección como descabezar a su propia hermana, la única normal en la casa. En El solitario un hombre ofuscado con un trabajo de orfebre le arranca la vida a su esposa hundiéndole un alfiler en el corazón. En Quiroga no subsiste la idea de éxito o de felicidad forjada en sus cuentos. Los seres tan solo se limitan a luchar, a enfrentarse entre si y a luchar contra los obstáculos de la naturaleza. En la noche, el celador de una tienda y su mujer remontan el Paraná cuando se halla peligrosamente crecido. El hombre es emponzoñado por una raya y la mujer se ve obligada a remar sola a través de la noche. Los personajes que se vuelven protagonistas de los cuentos son individuos incomunicados, ermitaños, que han optado por la selva como lugar de vida a la avidez social de las ciudades. A través de todos sus cuentos el escritor uruguayo va dejando claro la ineptitud del hombre de la ciudad y subrayando la superioridad de los hombres y los animales. A estos últimos los dibuja inmersos en una felicidad casi ideal, dejando atrás a las torpezas humanas. En la Miel Silvestre un joven de la ciudad tras dar un paseo por la selva como si hiciera una caminata por un parque, ingiere un poco de miel silvestre, es victima de una parálisis y fallece engullido por las hormigas. En el cuento figurado La Patria, los animales de la selva anhelan la perfección intelectual, leen libros escritos por humanos y procuran vivir conforme a las leyes humanas. En La Insolación, dos perros se tumban a la sombra durante una insoportable oleada calida, mientras su amo se esfuerza trabajando temerariamente bajo el sol que ya se ha llevado la vida de un caballo. En definitiva, Horacio Quiroga pone especial énfasis en el contraste entre la descomposición de la vida humana y la natural armonía en que viven los animales. Todos sus cuentos están enmarcados por un ímpetu señalado por el interés que despiertan desde el vamos. En escasas líneas dibuja como nadie el escenario que rodea al hombre, y a medida que el relato progresa la tensión, se vuelven necesarios los interrogantes.
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