El Diario de Adán y Eva
Publicado en Sep 02, 2012
El Diario de Adán y Eva de Mark Twain vio la luz entre 1904 (“Extracts from Adam’s Diary”) y 1906 (“Eve’s Diary”), Casi inmediatamente después del fallecimiento de su esposa, Olivia, aunque su autor se hallaba involucrado en este proyecto desde años atrás, incluso a traves de obras anteriores el autor manifestaba marcado interés en la historia de los dos habitantes del Paraíso. Con su particular ingenio y habitual encanto Mark Twain, uno de los más grandes escritores de nuestro tiempo, nos lleva de la mano para presentarnos la historia del Jardín del Edén. Estamos frente a los diarios de Adán, padre proverbial, y Eva, madre de la raza humana. Las relaciones entre sexo femenino y masculino ¿han sido las mismas, desde siempre? Twain halla respuesta a esta pregunta presentándonos a Adán asediado por la curiosidad de su compañera que, con naturaleza indagadora, pragmatismo y sutil modo de ver lo que le rodea, encuentra un nombre para cada lugar, cada ser, y cada animal del jardín. Eva no solo descubre', el fuego (o el humo), también descubre sentimientos como el amor, el dolor, y la belleza de las cosas... Evoca el mito del paraíso o jardín del Edén recurriendo siempre al humor, a la socarronería, a la inteligencia corrosiva y a ligeras muestras de patetismo para demostrarnos las recurrentes debilidades y modos de ser de la naturaleza humana. El texto está lleno de humor y sarcasmos sobre la relación entre géneros y la visión del mundo que cada uno tiene de ellos .Adán y Eva, arrojados al Edén, han de tomar conciencia de sí mismos y del mundo que les rodea, descubriendo animales, utensilios, fenómenos de la naturaleza, y conociendo mejor a ese ser que tienen al lado, y al que parece que le unen más cosas que con el resto del mundo. Cada frase exuda ironía a través de la ostracismo de unos personajes que descubren lo que les rodea desde el analfabetismo, desde la carencia de definiciones y conceptos. El Diario de Adán y Eva es una mirada sobre la vida de la primera pareja de seres humanos. Aunque el autor no se esforzó demasiado por precisar a quién corresponde cada parte, el lector podría reconocerlo sin problemas ; elaborados por un mismo artista, ambos personajes son definitivamente disímiles entre sí, y también lo son sus monólogos o revelaciones. Adán es un hombre que le desagradan los ruidos y no demuestra demasiado afán por el trabajo. El primer hombre, que está libre de esta suerte de obsesión, se ve obligado a recurrir a ambages para ponerle rótulos a todo lo que lo rodea, pues, justamente por ser el primer habitante racional del mundo, desconoce como llamarlo;(cuando Eva derrama un lágrima, si quiere decir que Eva llora, expresa que "derrama agua por los agujeros con que mira. Este recurso ideado por Twain, además de ser sumamente gracioso, contribuye a crear la sensación de algo nuevo, intacto. Eva es sumamente presumida y también excesivamente coqueta; su mejor amiga es la muchacha que se refleja en el estanque, nadie la comprende como ella. Es, tambièn y al mismo tiempo, diestra y organizada; llama todo por su nombre y esta muy complacida de haber encontrado a Adán para ayudarlo a desenvolverse en el mundo. Es una compañera anhelante de ser útil al hombre, a quien le ha entregado la misiòn de dirigir las tareas, por ser más intuitivo. Ella es quien -como lo muestran los Libros Sacros- se entrega ante la tentación de la serpiente y quien, mas tarde, convence a Adán a probar la manzana. A partir de ese momento, la vida cambia sustancialmente: sienten vergüenza y experimentan la necesidad de trabajar, son arrojados del Paraíso.Un tema con un claro contenido religioso y teológico sirve a Twain para darle forma a esta crónica del primer amor humano, un amor que se renueva en cada uno de los esposos de todos los tiempos. Aunque propuesto bajo un aspecto risueño, el relato no deja de mostrar un hondo contenido moralista, reservado a cantar la felicidad de la vida en pareja. Los temas bíblicos de la creación del mundo y del hombre preocuparon a Mark Twain (1835-1910) durante toda su vida de escritor. Es persistente la referencia en sus relatos, cartas y anotaciones a trabajos que estaba desplegando, o proyectos que planeaba, con la intención de reunirlos en una soberbia obra dedicada a los escritos bíblicos. Mark Twain era un gran conocedor de la Biblia, como lo muestra la gran preponderancia que tuvo en toda su obra, pero en estos relatos sobre el Antiguo Testamento el lector encuentra también los rastros de su propia vida: “El Diario de Adán y Eva” es un excelente aunque breve libro de Mark Twain y a poco de publicarse pronto se convirtió en un sensible y emocionado recuerdo hacia su mujer, Olivia Langdon, desaparecida un año antes de su redacción. En todos estos relatos está latente , como factor aglutinador el pujante humor del autor de “Príncipe y Mendigo”, Las Aventuras de Huclebery Finn “Un yanki en la corte del Rey Arturo”;”Las Aventuras de Tom Sawyer”, con su impronta peculiar y su comicidad sencilla, directa, ácida e insolente, y la misma actitud generosa y vital en defensa del ser humano de cuyas flaquezas y pretensiones se burla
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