De la Tierra a la Luna
Publicado en Sep 06, 2012
Publicada en 1865, esta obra por demás sobresaliente en la bibliografía de Julio Verne, adentra al lector en el mundo de la exaltación y la devoción por la ciencia. Es una de sus novelas más conocidas y también es un ejemplo inconfundible de la simbiosis de fantasía y conocimientos que convirtieron a Verne en el fundador de una ciencia-ficción que la realidad se encargó de hacer realidad en gran parte. Tras la culminación de la Guerra de Secesión, varios integrantes del Gun-Club (consagrado a la fabricación de armas de guerra) se encuentran desocupados y emplean todas sus energías y todo su tiempo a la construcción del mayor cañón del mundo jamás creado. Sin embargo un arriesgado aventurero los termina convenciendo de lo contrario: sugiere cambiar la bala de cañón por un proyectil tubular hueco donde puedan viajar algunos hombres. Un relato pleno de vibrantes episodios con las aventuras e infortunios de los tres protagonistas en el viaje a la Luna , la permanencia en el lugar y los descubrimientos que allí realizan. Un haz colosal de fuego brotó de las entrañas de la Tierra , como de un cráter. Fruto de la labor de Verne fueron obras como Veinte Mil Leguas de Viaje Submarino, La Isla Misteriosa, La Vuelta al Mundo en Ochenta Días, o Cinco Semanas en Globo entre otras muchas, obras todas ellas que demuestran, además, un sorprendente conocimiento de los avances científicos y de los descubrimientos etnológicos de su tiempo. Desde las primeras paginas, Verne nos presenta al científico alemán Otto Lidenbrok , quien, después de leer con un escrito de un sabio medieval en el que éste asevera haber llegado al centro de la Tierra , se propone continuar sus pasos. Asi las cosas lanza la expedición y parte, en compañía de su desconfiado sobrino Axely un guía islandés llamado Hans . Tras ingresar a través de la boca de un volcán, los temerarios aventureros desafiarán mil peripecias y conocerán un mundo fantástico que ni siquiera podrían haber intuido. Todo ello narrado con el sutil estilo de Verne que conquista al lector ante tanta ocurrencia. El autor francés adelanta una suposición científica que será expuesta un siglo más tarde: el hombre puede volar, incluso a la Luna. Julio Verne se traza un gran ciclo narrativo contenido bajo el epígrafe de Viajes extraordinarios (viajes a los mundos conocidos y desconocidos). Proyectaba ser un compendio del saber de su tiempo (segunda mitad del siglo XIX). En sus libros logra componer afinadamente las descripciones científicas, cuyos datos resume en largas horas de biblioteca. Para documentarse para De la Tierra a la Luna , por ejemplo, más allá de los datos que pudo compilar en libros, obtuvo la sugerencia científica de acreditados investigadores del momento, lo que le consintió una gran fidelidad científica. De la Tierra a la Luna explica una actitud del autor francés, que imagina la ciencia como un medio para ajustar la naturaleza a los fines del hombre. Además, la balística (en este libro), en lugar de promover la hecatombe masiva de la humanidad en tiempos de guerra, es empleada en tiempos de paz como instrumento de perfeccionamiento humano, al aplicarla para llegar a la Luna erigiendo un enorme proyectil que será arrojado al espacio con un enorme cañón-. .La propuesta es emprendida en un país joven, Estados Unidos, que, al estar carente del peso de las tradiciones se convierte en precursor de actividades orientadas al futuro. El desarrollo técnico de la artillería durante la Guerra de Secesión (tras la que se desarrolla la acción de la novela) servirá de puntal científico al proyecto, irradiado por todo el país gracias al telégrafo, invención eminentemente americana. También lo son los personajes de la obra, que, aunque comparten espacio y afanes con un francés (concesión a la nacionalidad del autor), pronto recogerá la estadounidense de manos del presidente de la Nación. Muchas de las propuestas de Verne han resultado ser muy puntuales: la trayectoria del proyectil, su peso y altura, la corrección de la trayectoria con cohetes, el proyectil se lanza desde el actual emplazamiento de Cabo Cañaveral, en la actualidad hay un telescopio en Monte Palomar, la primera prueba del proyectil se hace con animales. Si Barbicane concibe un nuevo proyectil, Nicholl concibe una nueva placa. Si la idea de proyectar una enorme bala en dirección a la Luna es norteamericana, francesa es el concepto de tripularlo. Michael Ardan, aventurero francés, advierte su intención de viajar a la Luna en el interior del proyectil, en el que también viajarán los sempiternos rivales, Barbicane y Nicholl, ya reconciliados. Después de innumerables tropiezos se conseguirá disparar la bala-nave espacial, que nadie se fía volver a ver, excepto J. T. Maston, secretario perpetuo del Gun-Club.Verne demuestra un fino sentido del humor y de la ironía, principalmente en el alegato pacifista que inserta al principio de la obra. También es sugestivo su intuición de la necesidad de la reciprocidad internacional en una empresa de este tipo; de ahí la convenio internacional para recolectar fondos. En el Gun Club de Baltimore, tres científicos aficionados prepararon el mayor brinco intentado jamás por los hombres, valiéndose de un proyectil, que contiene una cabina para los decimonónicos astronautas, y un monumental cañón para dispararlo más allá de la atmósfera. Cien años antes de volverse realidad, ya Verne había presentido la forma en que los hombres podrían viajar con aventura, peligro y fantasía a nuestro satélite.»
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