Los Viajes de Gulliver
Publicado en Sep 06, 2012
Los viajes de Gulliver. de Jonathan Swift cuenta las peripecias del inglés Lemuel Gulliver, que zozobra en las orillas de una llamada isla Lilliput,aalí todos sus habitantes medían alrededor de menos de veinte centímetros, Swift la concibió como una sátira, contra la pedantería y la hipocresía de las cortes, los hombres que ostentaban el poder y los partidos políticos de ese época .El libro no es otra cosa que la narración de un viajero con el falso título Viajes a varias remotas Naciones del Mundo, su autoría le pertenece a Lemuel Gulliver, de profesión cirujano, luego convertido en un capitán de diversos barcos».Considerada como uno de los iconos de la narración infantil, “Los Viajes de Gulliver” o también conocida por algunos como “Viajes a lugares remotos de la tierra”, ha hecho suyo desde siempre el corazón de grandes y chicos por sus sagaces narraciones. Allí tenemos al capitán Samuel Gulliver, un típico inglés del siglo XVIII que, a poco de navegar por alta mar, remueve de su imaginación historias asombrosos, que la pluma de Swift las transformó en literatura, poco después de que Daniel Defoe relatara en “Robinson Crusoe” las aventuras del marino escocés Alexander Selkirk, quien, dejado en una de las islas de Juan Fernández, al oeste de las costas de Chile, lleva una vida de misántropo entre septiembre de 1704 y febrero de 1709. “Robinson Crusoe” tiene demasiados puntos en común con “Los viajes de Gulliver” y ambos relatos con Simbad de “Las mil y una noches”, puesto que son obras nutridas y sustentadas por la fantasía e inspiradas en viajes y aventuras de fabuladores y desamparados empeñados en hacer creíble lo increíble, y en cuyas páginas llenas de enjundia convergen lo real y lo imaginario, lo factible con la utopía. Para algunos expertos en literatura infantil, “Los viajes de Gulliver” es una obra que expresa el complejo de inferioridad y superioridad, y la misantropía casi patológica de Swift, quien, como pastor anglicano, castigó con ironía las corrupciones humanas y dijo: “Odio y detesto a ese animal que se llama hombre”.En “Los viajes de Gulliver” encontramos a un Swift desplazándose de la poesía al relato, para narrar las apasionantes aventuras del capitán Samuel Gulliver, un típico inglés del siglo XVIII que, a poco de navegar por alta mar, arranca de su imaginación historias inverosímiles, que la pluma de Swift las trocó en literatura, poco después de que Daniel Defoe relatara en “Robinson Crusoe” las aventuras del marino escocés Alexander Selkirk, quien, abandonado en una de las islas de Juan Fernández, al oeste de las costas de Chile, lleva una vida de ermitaño entre septiembre de 1704 y febrero de 1709. “Robinson Crusoe” tiene mucho en común con “Los viajes de Gulliver” y ambos relatos con Simbad de “Las mil y una noches”, puesto que son obras alimentadas por la fantasía e inspiradas en viajes y aventuras de fabuladores y náufragos empeñados en hacer creíble lo increíble, y en cuyas páginas llenas de vigor confluyen lo real y lo imaginario, también la utopía .Si en “Robinson Crusoe” (1719), el hombre lucha contra la naturaleza salvaje para construir su propio hábitat, en “Los viajes de Gulliver” (1726), el autor nos muestra cuán relativo es todo en este mundo y cuán estúpido llega a ser el individuo a través de su arrogancia y orgullo. Robinson Crusoe” tiene demasiados puntos en común con “Los viajes de Gulliver” y ambos relatos con Simbad de “Las mil y una noches”, puesto que son obras nutridas y sustentadas por la fantasía e inspiradas en viajes y aventuras de fabuladores y desamparados empeñados en hacer creíble lo increíble, y en cuyas páginas llenas de enjundia convergen lo real y lo imaginario, lo factible con la utopía. .Las crónicas de viajes, durante el siglo XVII, acabaron siendo los libros más populares, debido a que en la comprensión del hombre occidental existía aún la idea de que al otro lado de los mares habitaban monstruos gigantes y seres extraordinarios, que tenían un ojo en la frente y la cabeza debajo del brazo. .Si en “Robinson Crusoe” (1719), el hombre presenta batalla contra la naturaleza irracional para construir su propio hábitat, en “Los viajes de Gulliver” (1726), el autor nos muestra cuán relativo es todo en este mundo y cuán necio puede llegar a convertirse el individuo demostrando su presunción y vanidad. Para algunos expertos en literatura infantil, “Los viajes de Gulliver” es una obra que expresa el complejo de inferioridad y superioridad, y la misantropía casi patológica de Swift, quien, como pastor anglicano, castigó con ironía las corrupciones humanas y dijo: “Odio y detesto a ese animal que se llama hombre”. En otra oportunidad, por intermedio de un ensayo, presentó un proyecto financiero para sacar provecho de “los hijos de los pobres” a fin de sanear la economía del país, y, para encontrarle solución al problema de los niños inválidos, propuso venderlos -mientras más tiernos, mejor- para hacer el manjar de los ricos. Estas ideas de Swift –un tanto en serio, un tanto en broma- causó mala impresión entre sus lectores y seguidores. Más allá de esto, los niños siempre identificaron como suyos los viajes de Gulliver al país de los enanos y al país de los gigantes.Y no está mal que esto sea así
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