A Sangre Fra
Publicado en Sep 07, 2012
“A Sangre Fría”, crónica del novelista estadounidense Truman Capote, publicada en 1966, es un extenso y minucioso documental a propósito de un cuádruplo homicidio y del encarcelamiento y confesión de sus autores, así como de su juzgamiento y ejecución seis años después. Capote, a quien siempre se deleitó representando el papel de fetiche histriónica ante la prensa y la alta sociedad norteamericanas, se proclamó a si muchas veces como el escritor vivo más importante del mundo y como el innovador de un género literario: la "novela periodística".Mixtura de la inspiración del reportaje incontrastable con la inventiva de la ficción,” A Sangre Fía” es una sugerente versión de los asesinatos perpetrados por dos sicópatas en el estado de Kansas. El 15 de noviembre de 1959, en Holcomb, un pueblecito de Kansas, los cuatro integrantes de la familia Clutter (un agricultor, su esposa y dos hijos) fueron brutalmente masacrados en su casa. Los crímenes no tenían explicación y resultaba difícil hallar pista alguna para encontrar a los culpables del múltiple crimen .Capote, al enterarse de la noticia, resolvió seguir la pista por sí mismo las sucesos que alteraron la imperturbabilidad de aquella casa la noche del 14 de noviembre. Pasó seis años escuchando entre tantas cosas: cientos de conversaciones con vecinos, escuchando a los policías comisionados del caso, a los amigos mas cercanos de la familia Clutter; en total, más de seis mil carillas de información. Finalmente apresaron los culpables: dos jóvenes embaucadores y pequeños ladronzuelos, Dick Hickock, de veintiocho años y Perry Smith, de treinta y uno. Cuando los asesinos fueron descubiertos y encarcelados, la amistad que Capote comenzó con ellos le permitió redondear una pormenorizada reconstrucción de sus vidas. El 14 de abril de 1965, Perry Smith y Dick Hickock fueron ejecutados en la horca, tras haber sido declarados criminales por rematar a una familia cuya fortuna no llegaba a los cincuenta dólares. En su última estadía en la cárcel, Dick Hickock había llegado a sus oídos el relato que le hizo otro preso del gran patrimonio de Clutter, hombre magnánimo, querido y reverenciado en Holcomb por su infinita bondad y antes miembro de la Junta de Crédito a la Agricultura, en el gobierno de Eisenhower. Hickock se puso de acuerdo con Perry Smith, otro antiguo condenado amigo suyo, mestizo, hijo de blanca y de indio cheroqui. Además de asesinar a Herbert Clutter, mataron a su esposa Bonnie, a su hija de dieciséis años, Nancy, y a su hijo de quince, Kenyon; ambos jóvenes eran magníficos estudiantes, comunicativos, risueños y estimados en la pequeña comunidad. Sólo la madre parecía ser todo lo oscuro y sórdido que pudiese haber en aquella familia, tan trivial como inconfundiblemente americana. Esmerilada por las depresiones, de ella dijo un corresponsal de Newsweek que tal vez se sometió a su salvaje e inesperada muerte como una liberación. Aunque Truman Capote narra todo en tercera persona y le infunde a su obra un rasgo documental y ecuánime, el libro no deja de correr el velo sobre su revelación personal de la oscurísima naturaleza de aquellos asesinos. Ambos son fascinantes mixturas de aptitud y de necedad, de ferocidad y de piedad. También de rígida y reprimida pederastia, por parte del mestizo. Furioso, Perry Smith no soporta que Dick Hickock viole ni fastidie a Nancy Clutter y conversa con la muchacha de poesía y de pintura, antes de volarle los sesos él mismo tras dispararle con un escopetazo. También amolda al padre con una almohadilla debajo de la nuca, antes de decapitarlo con un machete. Los dos muchachos abominaban a sus familias; pero, durante el juicio, Dick Hickock hizo lo posible desvivió por consolar a la suya. Perry Smith dijo a Truman Capote: "Irónicamente los Clutter nunca me hicieron daño alguno. Acaso los Clutter tuvieron que pagar por ellos, de una forma bárbara e injusta". A horas de su ejecución, Hickock se regocijó también imaginando paradojas. Muchos asesinos andan sueltos y perecerán en la cama, reflexiona. Dick Hickock siempre afirmó que los crímenes fueron todos consumados por Smith. Es la inevitable venganza de la sociedad y si él fuese pariente de los Clutter, la exigiría para Hickock y Smith. Ambos subieron al patíbulo con alarmante serenidad y se despidieron simpáticamente de quienes los apresaron. Smith pregonó su arrepentimiento, si bien reconoce la insignificancia de expresarlo. A Truman Capote lo besó en la mejilla y le dijo en español: "Adiós, amigo mío".A sangre fría figuró más de seis meses en la lista de los libros más vendidos del New York Times. Al autor le había alcanzado finalmente su deseada popularidad..Narrada en tercera persona, A sangre fría ha sido destacada por su sorprendente realismo y la simbiosis de una narrativa tradicional con una crónica periodística. ». El caso Clutter fue, ciertamente, el primero de los numerosos crímenes espeluznantes, aquellos asesinatos masivos de los años 60 que siguieron a los asesinatos políticos... Quizá por vez primera, Capote observó cómo una sociedad se definía a sí misma en relación a sus crímenes, a su capacidad para llevar a cabo crímenes horripilantes. A sangre fría, que fue juzgada por el mismo Capote, pionera y provocativamente como una «non fiction novel». Es, indiscutiblemente, un libro conmovedor que, desde la fecha misma de su publicación, se convirtió en un clásico
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