La Edad de la inocencia
Publicado en Sep 07, 2012
Edith Wharton nació en 1862 en Nueva York. Durante gran parte de su vida viajó muchísimo y esa circunstancia le sirvió para embeberse de la cultura europea de sus tiempos y así conoció a grandes personalidades tales como Henry James. Con La edad de la inocencia, Wharton alcanzó el reconocimiento del gran público. Escrita en 1920 y ganadora del Premio Pulitzer, esta novela retrata con sarcasmo la sociedad neoyorkina de postrimerías del siglo XIX, con sus rígidas usanzas y diferenciadas jerarquías sociales.El libro de Wharton cuenta la historia de Newland Archer, un joven soltero del establishment, que comunica su compromiso con una muchacha de la alta sociedad. Pero pronto empezará a tallar en escena la Condesa Olenska, prima de su prometida, quien contribuirá con su hálito de sofisticación europea sumada a una dosis de escándalo. Archer y ella se sienten irremediablemente atraídos el uno al otro, pero la sociedad en la que están sumidos no le entregará resquicio alguno para la pasión, y Archer pronto se verá inmerso en un conflicto entre el amor y el deber. En la opera de New York, un abogado llamado Newland Archer, se encuentra comprometido con la joven May Welland, quien es reverenciada por la clase alta de la sociedad de New York. Un día se suma a la familia de May su prima, la condesa Ellen Olenska, quien conocía a Archer desde que los tiempos de la niñez de ambos, antes de que la condesa viajara a Europa para unirse en matrimonio con el conde. Los amigos de Archer y sobre todo la sociedad de New York, comienzan hacer correr rumores sobre la condesa Ellen a propósito de su divorcio con el conde y la huida con el secretario de este, rumores que acarrearían grandes represalias a la familia de May. Archer y May finalmente se casan, marchando de luna de miel a Europa, olvidándose transitoriamente de Ellen, y procurando mantener la mejor relación con su esposa. Treinta y seis años después, May fallece, Archer y su hijo Dallas, se encuentran fuera del departamento de Ellen en París, es en ese momento cuando Archer se da cuenta de que Ellen siempre fue su gran amor, pero aun así no tiene la valentìa de entrar al departamento, marchándose lentamente sin mirar atrás. La novela, sobresale por sus diálogos flemáticos donde cada palabra está apropiadamente calculada. No hay ostentaciones atrevidas, ni innecesarias . La historia se relata en el clásico estilo lineal. Se multiplican los retratos de sucesos sociales, vestidos y personajes. Hay más descripción de acciones que reflexión, aunque, curiosamente, lo trascendental pasa por el cerebro del protagonista, Newland Archer, un joven abogado comprometido con una mujer, que se siente atraído por otra, la prima de de la primera, la Condesa Olenska, mujer frívola, a la que todos consideran genial y algo excéntrica por su formación europea (y que él conoció de niña). En varios pasajes se manifiesta esa oposición cultural entre Estados Unidos y Europa. Newland tiene ideas liberales sobre el matrimonio, considerado como camaradería con la mujer; pero pronto se encontrará sumergido en la misma rutina y convencionalismo que todos los demás. May empuja a Archer al matrimonio. Tal vez el momento más culminante de la historia es cuando Newland inicia la aproximación hacia Ellen. Ella parece mostrarse bien predispuesta, pero sus encuentros son muy ligeros. La disposición del libro es circular. Empieza con Newland y Ellen encontrándose en la Opera (Ellen acaba de llegar de Europa, tras huir de la casa de su marido, un conde que solo le depara mala vida, y está tramitando el divorcio); y cerca del final hay otra escena análoga en la Opera, donde Newland recuerda la primera. Pero la escena más importante es, sin duda, la reunión que lleva adelante May al final para despedir a Ellen. Newland, que ignoraba la decisión de la condesa de marcharse y también ignora que está ocurriendo. Para el lector también se le antoja una escena insignificante. May ha fallecido y él ya es padre de hijos mayores. Cuando le reclama que suba a ver a la mujer, Newland se niega; le pide que suba él primero. Prefiere conservar el recuerdo de un amor pasado, que no era otra cosa que una quimera, algo perfecto.Ese ideal que lo llevó en los instantes más exacerbados de su pasión amorosa a anhelar virtualmente la muerte de su mujer, una utopía que no llegó a volverse realidad hasta mucho después; y , una vez cumplida, no sirvió para que él satisficiera su sueño. Warton armoniza en dosis justas el romance, la sátira y la ácida crítica social y convierte a La Edad de la Inocencia en una novela que es un reflejo nítido de lo que fue la "civilización" de una nación, nacida de entre colonos, exiliados, aventureros, etc...también es una novela muy sugestiva y auque su ritmo es algo lento sabe como pocas, cautivar al lector.
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