El Diario de Ana Frank
Publicado en Sep 07, 2012
El Diario de Ana Frank , rememora con palabras de su protagonista, una niña judía de trece años, la historia de la invasión nazi en Holanda. Este relato fidedigno, cuenta la particular situación de ocho personas, entre ellas Ana y su familia, integrada por su madre Edith Frank-Holländer, su padre Otto Frank y su hermana tres años mayor, Margot, que se ocultaron en el anexo oculto, de unas grandes oficinas para escabullirse de la represión nazi. Subsistieron escondidos, en ese lugar ubicado en la ciudad de Amsterdam, desde el 12 de junio de 1942 hasta el 4 de agosto de 1944 cuando finalmente fueron descubiertos. Los agentes de la Gestapo aprehendieron a todos los ocupantes y los reubicaron en diferentes campos de concentración. Ana Frank es a no dudarlo, el personaje histórico que más ha colaborado para preservar el triste recuerdo del holocausto, que simboliza una de las mayores monstruosidades de la historia de la humanidad. Su testimonio sirve para conocer los horrores del nazismo en toda su dimensión y reflejarlos con su máxima crueldad. En su diario personal, que empezó a escribir solo un tiempo antes de la invasión nazi, Ana Frank enumera sus sentimientos y emociones durante su estadía en aquel lugar, resguardada de la vista del ejército nazi. También nos hace saber de las reacciones y las diferencias en la coexistencia con quienes la acompañaron en la Casa de atrás, nombre con el cuál apodaron a su transitoria morada, hoy convertida en museo. En la buhardilla convivían dos familias: la Familia Frank y la familia van Pels y un viejo dentista del pueblo llamado Fritz Pfeffer. Pretendieron de esta manera, resguardarse y evitar que los nazis los encontrasen y los transfirieran a campos de concentración. El particular escondrijo se encontraba ubicado en las oficinas donde se ocupaba el padre de Ana. Los compañeros de trabajo de este se preocuparon por proporcionarles a los ocho judíos alimento y la ropa necesaria para su permanencia en el lugar, aun sin perder de vista que existían fuertes represalias a quien albergara a un judío en aquella época. Cuatro viejos compañeros del padre de Ana eran los únicos que conocían donde se hallaban, allí estarían seguros si todos guardaban el secreto y si nadie se hubiese enterado. Para desdibujar la entrada a la casa de atrás, habían colocado un armario que ocultaba la puerta. El comienzo del diario de Ana Frank, cuenta la vida normal de la niña, pormenores de cómo era el colegio y su relación con amigos y amigas, apostillas características de una niña de trece años. Luego, en el tiempo cuando recién se habían instalado en la casa de atrás, nos cuenta de su adaptación al escondite y a sus compañeros. Al principio no le resulta fácil la convivencia, no lo pasa nada mal, todos la consideran una ¨niña estúpida y parlanchina¨, ya que era la menor del lugar. Para ella su padre era un buen ejemplo de hombre, en cambio su madre le consideraba el peor ejemplo de mujer y de madre, porque creía que ella no soportaría vivir su vida como su madre, que solo se limitaba a ocuparse de las cuestiones de la casa. Ana quería progresar y evolucionar, llegar a ser algo más en la vida. Ella nos va participando de sula vida; nos cuenta su experiencia día a día. El mal humor, también era algo bastante común y normal en el escondite, el estado en el que vivían, hastiaba a la mayoría de las personas. Detalla en su diario un cierto enamoramiento entre los dos jóvenes, narra casi a manera de confesión como la mayoría de las noches visitaba al muchacho en su habitación mirando por la ventana las estrellas y la luna. Esos fueron los momentos más radiantes que Ana describió durante su estadía en el escondite. También asoma entre los relatos del diario, un robo ocurrido en las oficinas, que en los habitantes del anexo ocasionó una fuerte sensación de pánico. Permanecía en sus mentes el pavoroso pensamiento de que la Gestapo , podía encontrarlos y los ruidos de los ladrones en las oficinas, promovieron en los refugiados la sensación de que los habían hallado. Se percataron de que se trataba de ladrones cuando al verlos a ellos, los ladrones salieron corriendo. Los delincuentes habrían conjeturado que se trataba de guardias de seguridad del lugar. Después de permanecer durante un tiempo en los campos de concentración de Westerbork y Auschwitz, Ana y su hermana mayor, Margot, acabaron siendo deportadas a Bergen-Belsen, donde ambas fallecieron durante una epidemia de tifus a causa de las pésimas condiciones de higiene en que se hallaban, entre los últimos días de febrero y promediando marzo de 1945. Su padre, Otto Frank, fue el único de los ocho judíos ocultos en aquel anexo de oficinas que sobrevivió a los campos de concentración. Cuando volvió a Amsterdam, una de las personas que les había prestado ayuda durante su estancia en el escondite, le hizo entrega del diario que su hija había escrito mientras residieron allí. Desde entonces, “El Diario de Ana Frank, , se ha se ha convertido en uno de los libros más leídos en todo el mundo. Tras el fallecimiento de Otto Frank en 1980, los escritos fueron llevados al Instituto Holandés para la Documentación de la guerra. Ana Frank murió en el campo de Bergen-Belsen en marzo de 1945. Pero su Diario nunca morirá.
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