Otelo, el Moro de Venecia
Publicado en Sep 09, 2012
: La historia del moro de Venecia, de Gianbattista Giraldi Cinthio (1565), le sirvió a William Shakespeare para escribir Otelo, la única de sus "grandes tragedias" fundamentada en una obra de ficción. Desobedeciendo la imagen isabelina del "moro", Shakespeare modifica los papeles de los protagonistas, invirtiéndolos y le confiere al moro Otelo el perfil de hombre noble y aristocrático, mientras que le reserva para el italiano Yago los rasgos de la maldad y la falsedad, desarrollando en él uno de los estudios más pormenorizados del mal. Otelo no es otra cosa que la tragedia de la desavenencia, en la que riñen el amor puro, la pasión, la jactancia, los celos, la represalia..., El moro Otelo, general al servicio de Venecia, ha enamorado a Desdemona , hija del senador veneciano Brabancio, narrándole sus gestas y los peligros por los que ha debido sortear. La obra comienza cuando Desdémona acaba de escapar de la casa de su padre, Brabancio, y Otelo ha contraído nupcias con ella. Por esto Brabancio culpa a Otelo ante el Dux de haber embrujado y secuestrado a su hija. Sin embargo Otelo cuenta a todos quienes quieren escuchar de qué manera conquistó lealmente el corazón de Desdémona, a la vez que ésta ratifica su relato. .Mientras tanto el ataque de los turcos contra Chipre, se vuelve inminente y todos piden a Otelo la colaboración para rechazarlos. Babancio, aunque no quiere, entrega a su hija al moro al ver que Desdémona declara públicamente su amor por el. A pesar que Desdémona pide al Dux viajar junto a su marido, y acceden a su pedido. Otelo sale de viaje inmediatamente en su propio barco, dejando a su esposa al cuidado de Yago hasta que llegue el momento de reencontrarse con él en Chipre. Yago aconseja al ingenuo Rodrigo que si quiere acabar disfrutando de la compañía de Desdémona, se disfrace y le acompañe con todos a Chipre. Luego proyecta acusar a Casio ante Otelo de engañarlo con Desdémona-. Así los barcos de la expedición : el de Casio, el de Yago con su esposa Emilia y Desdémona; y por fin el de Otelo, que se reúne con su esposa.El alférez Yago, que ha sido suplantado en el cargo de lugarteniente por Casio, experimenta un odio profundo hacia Otelo.Yago esperaba ser ascendido por Otelo y además para entonces, ya había oído rumores de que el moro ya había pasado varias noches con Emilia, su esposa y camarera de Desdémona.En un primer momento, Yago logra infamar a Casio ante Otelo, haciendo que Casio se emborrache y empiece a perturbar la paz pública. En ello le ayuda Rodrigo que, sin ser correspondido, ama a Desdémona. Casio, despojado de su grado, es provocado por Yago para que suplique a Desdémona que medie en favor suyo ante Otelo. .Simultáneamente Yago siembra en el ánimo de Otelo la sospecha de que su esposa le es infiel con el miserable lugarteniente... El alma de Otelo es grande y noble, pero también llena de violencia solitaria y exaltada ,ero caerá sin remedio en la telaraña que Yago irá entretejiendo a su alrededor y que llegará a su fin con la escena del pañuelo, cuando el ruin oficial siembre la duda en el corazón del moro y logre persuadirlo de que su mujer le ha sido infiel con Casio.A partir de ese momento, Otelo se hundirá en una espiral instintiva e imposible de controlar que sólo acabará cuando asfixie a Desdémona estrangulándola y se de cuenta de que ha sido utilizado por el malvado y traidor Yago.Otelo es otra excepcional obra maestra más de la incomparable pluma de Shakespeare Leer o releer, como es el caso, a Shakespeare no es solamente redescubrir con admiración y regodeo la formidable fuerza, el ilimitado dramatismo y el singular lirismo que poseen sus textos si no también su sempiterna e inmutable actualidad. El autor de Otelo, y de tantas otras de sus majestuosas es capaz de avivar en forma de diálogo o monólogo emociones, desenfrenos , pasiones y virtudes, desasosiegos, y muchos más aspectos innatos a la condición humana, convirtiendo sus obras en un magistral epítome de lo humano. He aquí la razón por la cual Shakespeare nunca pase de moda y que sus obras, con más o menos anuencias por parte de los directores teatrales, sigan siendo las más representadas en el mundo.. Las frases de Shakespeare, las de todas sus obras y las de éste, su Otelo, son soberbias y magistrales o por echar luz sobre varias verdades si no por reproducir belleza. Llama la atención como entre la cantidad de formulas posibles para expresar cualquier cosa, o explicar cualquier situación este genio inglés siempre encuentra y elige la más ideal y la más perfectamente bella. Otelo, el Moro de Venecia, es una majestuosa y apasionante demostración del poder terrible de los celos y de como estos pueden hacer mella hasta en el más noble y cándido de los hombres, para perdición de la más fiel de las mujeres. Shakespeare nos muestra hasta las últimas consecuencias el poder demoledor de ese mal que agobia a los hombres (incluidas las mujeres) y lo concibe, como siempre en sus tragedias, sin el menor síntoma de piedad para con sus personajes, ofreciendo al lector una catártica experiencia de la que no se sale fácilmente
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