Miguel Strogoff
Publicado en Sep 09, 2012
«Estoy metido en el libro de lleno y con una pasión que pocas veces suelo sentir ¡El tema es espléndido y da pie a situaciones que me parecen bellísimas!», le confió Julio Verne vehemente al editor Hetzel, Cuando empezaba a delinear el argumento de El correo del zar, su nueva obra imaginada en la geografía rusa. «¡Voy tan lanzado por Siberia que no me puedo detener ni un día! Sí, me parece que todo va bien y sigo en ello con pasión», le añade en otra misiva. Pero, mientras Verne trabajaba con bravura para volver creíble a su ambicioso fresco de la Rusia zarista; su perspicaz editor, quien tenía puestas grandes esperanzas en el libro, no dejaba de pensar también en sus suscriptores rusos, pues deseaba que la novela les agradase y temía que los ofendiese. Verne, a quien le inquietaban tanto como a Hetzel las posibles dificultades políticas, decidió visitar junto con su editor, al embajador ruso en París para poner en consideración el texto para que éste le brindara su aprobación. El príncipe Orloff no mostró escrúpulo alguno, aunque les sugirió que era preferible modificar el título «por precaución». Ambos habían disfrutado del privilegio de que lo leyese el ilustre escritor ruso Iván Turgueniev, amigo y mentor literario de Hetzel. La cuantiosa documentación que Verne transmite sobre la historia y geografía rusa, así como de las tradiciones de los pueblos rusos y siberianos, tomada de las fuentes contemporáneas más irrefutables, era tan justa que el propio Turgueniev tampoco puso reparos a la novela. Verne recreó a través de su imaginación una invasión tártara a Rusia para la creación de su célebre novela Miguel Strogoff Hetzel le obligó por razones de prudencia a Verne a eliminar «todo cuanto pudiera imputarse al zar actual o a su padre», así como a suplir el título inicial de El correo del zar por el de Miguel Strogoff. De ahí que el libro tomó ese nombre, aunque ello no resulto óbice que se presentase al protagonista desde el principio de la historia como correo del zar. . Miguel Strogoff fue publicada por entregas encadenadas en el Magasin d’Education et de Récréation del 1 de enero al 15 de diciembre de 1876. Mientras tanto, apareció como libro en dos tomos: el primero en el verano de ese año y el segundo en otoño. En noviembre se divulga en volumen doble bajo el título: Miguel Strogoff. De Moscú a Irkutsk, junto con Un drama en México, el primer cuento que el autor escribiera en su juventud Escrita entre 1874 y 1875, Miguel Strogoff es la primera de una sucesión de novelas en las que Verne se sustenta en la historia, procurando un giro a sus acostumbradas novelas científicas. En este caso, puntualiza su atención en la expansión zarista en Asia, con los problemas de relación entre Rusia y los janatos de Bujara y Jiva en el Turquestán. El relato nos cuenta la invasión a Irkutsk, ciudad principal de Siberia, gobernada por el gran duque, hermano del zar, por decisión de una legión de tártaros encabezados por el personaje ficticio Feofar Khan y por el traidor ruso Iván Ogareff. Tras la interrupción por un corte de la línea telegráfica por los rebeldes, el zar que gobierna en Rusia resuelve enviar un trascendental mensaje en secreto al gran duque, insinuándole del peligro apremiante que lo amenaza. Esta misión es sumamente peligrosa, pues el hombre que la lleve a cabo tendrá que atravesar las líneas enemigas tártaras a través de la sabana, corriendo el riesgo de ser capturado en un largo recorrido que lo llevará de extremo a extremo de la Rusia imperial. El capitán del grupo de correos del zar, Miguel Strogoff, será el oficial comisionado de recorrer más de 5500 kms hasta Irkutsk para entregarle en mano la carta al gran duque. En su recorrido se relacionará con Nadia, una bella joven que también viaja a Irkutsk a reunirse con su padre, convirtiéndose en su incondicional compañera. También el lector conocerá a las gentes que habitan todos los rincones del camino que recorren Strogoff y Nadia, y será protagonista con ellos en la acción. Julio Verne agrega la virtud de relajar la tensión narrativa, con las ocurrencias de los corresponsales de guerra de las fuerzas occidentales de la época. Durante su audaz viaje, Miguel Strogoff seguirá una ruta precisada pero llena de sorpresas y sobresaltos, mientras que el traidor Iván Ogareff marcha tras sus pasos con eventual tranquilidad y los reporteros europeos marchan desenvueltamente compilando información para sus periódicos. Todos ellos viajan a lo largo de Siberia al mismo tiempo, por rutas parecidas pero no iguales y con disímil capacidad de adaptación, lo que los lleva a entreverarse en un sinnúmero de aventuras. Miguel Strogoff es una novela épica llena de heroísmo, en donde el viaje argumental se vuelve un viaje iniciático para el protagonista. El lector que sigue de cerca las ocurrencias de Strogoff, acompaña al correo del zar por las violentadas estepas siberianas, participando junto a él de su valentía. Se trata, sin dudas, de una narración de aventuras llena de acción palpitante y sostenida hasta el final, ideada para entretener al lector y sumarlo a la aventura de un sugestivo viaje a través de la Rusia zarista de finales del siglo XIX.
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