El Gran Gatsby
Publicado en Sep 10, 2012
Una ligera crónica de los extravagantes años veinte—sus hombres y mujeres con gran poder económico, sus excentricidades, el apogeo de los gangsters, moviendo a sus anchas, la desbordante prosperidad de la que gozaban, sirven de punto de partida para adentrarnos en la historia de El Gran Gatsby. La obra de Scott Fitzgerald es consecuencia de la representación del tiempo que describe, un mundo lleno de fastuosidad en el que convivían el arte y el mal gusto, el virtuoso empresario y el truhán, la pacatería y el libertinaje y la arrolladora abundancia de una sociedad que, sin embargo, se encontraba al borde del precipicio. Al final de su vida, en un texto autobiográfico, Scott Fitzgerald definió con asombrosa claridad a su personaje Jay Gatsby: «Es lo que siempre fui: un joven pobre en una ciudad rica, un joven pobre en una escuela de ricos, un muchacho pobre en un club de estudiantes ricos, en Princeton. Nunca pude perdonarles a los ricos el ser ricos, lo que ha ensombrecido mi vida y todas mis obras>>. Gatsby, viviò siempre mortificado por la injusticia que impide a un joven pobre casarse con una muchacha que siempre contò con grandes sumas de dinero. Este sentimiento de rencor es la causa para que el protagonista de la narración ponga su máximo esfuerzo y todo su ingenio con la ilusión de que su amada compruebe que se ha vuelto rico, y caiga a sus pies rendida y enamorada Scott Fitzgerald elabora una historia de pocos personajes, el escaso numero de protagonistas resulta un elemento a favor para que el autor se detenga en ahondar en la vida de cada uno de ellos. Asì las cosas, en este entramado es en el que se apoya el autor para contarnos la vida de seis personajes, el narrador, Nick Carraway, que emigra del interior a New York en busca de fortuna, el antiguo amor de Jay Gatsby, Daisy, y su marido, Tom Buchanan, una pareja de “triunfadores” que han hecho fortuna en Long Island; Myrtle, la amante de Tom Buchanan, su marido, el mecánico George Wilson, y un último personaje, la elegante Jordan, una amiga de los Buchanan que es la encargada de “iniciar” a Nick en la historia y ayudar a Gatsby a ejecutar su plan de reencuentro .Además de estos pocos protagonistas, en la novela asoman todos los buscavidas, depravados, sinvergüenzas, parásitos, y fauna neoyorquina en general, que son invitados a las estrafalarias fiestas de Gatsby.En realidad, la obra de Fitzgerald, no deja de ser una historia de amor, celos, egos y búsqueda del único talismán sagrado de los norteamericanos en los años veinte, casi solo importa el reconocimiento social solo por lo que los protagonistas de la historia han podido engrosar sus cuentas bancarias .Gatsby ha forjado su fortuna contrabandeando con alcohol, pero otro de los méritos de Fitzgerald es que no lo explica directamente, sino que deja que el lector llegue por su cuenta a esa conclusión, Mirtle, la amante de Tom, sustenta toda la relación con él únicamente por el dinero que el muchacho cuenta y porque la aleja de una vida desventurada y ociosa al lado de un mecánico de pocas luces y mayor que ella, pero esa es otra conclusión a la que llega el lector y que el autor no se preocupa en subrayar directamente en ningún momento; o en las fiestas del gran Gatsby en las que salta a la vista que se realizaban orgías en las numerosas habitaciones de que disponía la mansión, y nuevamente en ningún momento el autor hace ninguna referencia. Ese estilo de narración dócil que va aproximado al lector al abismo de las pasiones humanas con gran garbo, para mostrarte al final del camino toda la vergüenza de la trastienda de los personajes, es virtud de Fitzgerald. En el final de la novela el lector es testigo de cómo los protagonistas transitan por innumerables desgracias, y son victimas de traiciones, y se entregan a disímiles sentimientos como los celos, la envidia y la venganza que arrastran a los personajes a un desenlace espeluznante. Casi como moraleja que nos deja la obra de Scott Fitzgerald es la descripción del entierro de Gatsby, el cual acaba por convertirse en un hecho con ribetes excepcionales, nuestro héroe ( el protagonista de El Gran Gatsby)un personaje que siempre tuvo docenas de personas diariamente viviendo en su mansión y a cuyo entierro no concurre nadie. Una excelente metáfora de la vida de esos días: lujo, dinero en abundancia, fiesta, y una insoportable sensación de vacío...
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