El Enfermo Imaginario
Publicado en Sep 12, 2012
El 10 de febrero de 1673, el teatro parisino del Palacio Real fue el lugar elegido para presentar la primera representación de “El enfermo imaginario”, la última comedia que escribió el dramaturgo francés Molière. Por ese entonces, nadie sospechaba que, apenas una semana después, el creador y protagonista de la obra, tras sufrir una indisposición en escena, perdería la vida. La acción de esta entretenida propuesta teatral en tres actos, tal como informó Poemas del Alma en otra ocasión, transcurre en París a fines del siglo XVII. A través de ella, el público puede conocer la historia de Argón (también llamado Argan), un burgués que cree estar siempre enfermo. En su delirio, este hombre cuidado por su esposa Béline, una mujer deseosa de quedar viuda para poder disfrutar la herencia, acepta cualquier tipo de remedios y ordena con frecuencia que se le practiquen purgas y sangrías. Para que su hipocondríaco amo se alimente de manera correcta, su simpática criada Toinette resuelve disfrazarse de médica y le proporciona recomendaciones efectivas. Dispuesta a dejar al descubierto las verdaderas intenciones de los allegados a su patrón, Toinette le pide a Argón que simule estar muerto. Al observar el estado de su marido, Béline no puede disimular su alegría, mientras que Angélique, su hija, se muestra dolida por el fallecimiento de su padre, pese a que éste siempre se opuso a la unión entre ella y Cléante, un joven pobre. Lejos de desear la felicidad de su descendiente, Argón sólo buscaba que su hija aceptara contraer matrimonio con el hijo de un médico del que ella no estaba enamorada. Sin embargo, la genuina actitud de tristeza experimentada por Angélique es reconocida por el hombre, quien decide ponerle un punto final a su farsa y respaldar la elección de su heredera con sólo una condición, que su pretendiente se convierta en médico. Es sobradamente conocida la relación de esta obra con la vida de su autor, sin embargo se ha levantado una leyenda hasta el extremo de señalar que el dramaturgo y actor encontró la muerte sobre la escena con una vestimenta amarilla. Es cierto que en una de las representaciones que siguieron a su estreno en 1673 Molière no quiso seguir las indicaciones que le daban para que se suspendiese la representación y se sintió tan mal que poco después murió La obra es una comedia en la que el autor juega con las situaciones que se pueden producir alrededor de una persona aprensiva que imagine estar enferma, pero es también una crítica a los médicos, mas, si no fuera por las situaciones jocosas que se producen en la obra, no habría tenido mucha trascendencia. Este ataque a médicos nos indica una de las fobias que tenía el dramaturgo francés, entre otras razones por haber sido criticado en una obra de teatro por un médico, y, también, por el enfado que le supuso el que el dueño de la casa, un médico, le subiese el alquiler y, acaso, cierta desconfianza ante la medicina. Los efectos de la aprensión, debilidad de carácter, amor por interés y amor sincero son algunos de los elementos con los que juega el autor para terminar la obra con un aire de farsa convencidos los personajes secundarios de que para curar al protagonista hay que seguir los cauces de sus obsesiones. El autor lo hace porque es consciente de que el espectador sabe que lo que hay sobre el escenario siempre, y mucho más en este caso, es puro teatro, ficción, un juego para entretener en el que la crítica se suaviza con la dulzura de la comedia.
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