¿Qué hacer ahora?
¿Qué hacer cuando ya te encuentras tan lejos?
 
Mi mano fría ya no puede alcanzarte...
Mi latido ya no tiene el ritmo del tuyo...
 
¡Qué absurda dulzura!
 
 
Ya no sirve de nada este amor, que yace en mí...
 
Quisiera cerrar los ojos y poder desaparecer.
Amarte ya no tiene un propósito...
Ya desperté del sueño, aunque hubiese querido soñar por siempre...
 
 
He sido fuerte (en apariencia)
He olvidado (al parecer)
 
 
Salí del mundo en sombras, para caer en una realidad más oscura.
 
 
Me han sostenido manos amigas, pero sólo a mi cuerpo....
Mi alma se hundió en la macabra y silenciosa oscuridad que dejaste al marchar.
 
Tu rostro se desdibuja en mis sueños, sus contornos se pierden y ya mis manos no alcanzan a moldearlo... no tienen ánimo para eso.
 
Quisiera mirar tus ojos cálidos, pero ellos perdieron la ternura con la que me miraban.
 
Podría morir, pero eso ya no sería importante para ti
 
 
Pues ya no estás...
Pues te alejas...
 
Tu aroma me deja.
Tu cariño se fusiona con el hielo de mi alma que se hunde en un mar de contradicciones.
Un silencio mortal se instaló entre los dos...Y ninguno supo como romperlo.
 
¿Por orgullo?
¿Por miedo?
¿Por amor...o por falta de éste?
 
 
Mis alas se han deshecho, las destrozaste con el hielo de tu corazón.
Y no te importó...
 
¿No te importó?
 
¿Olvidaste así, nada más, todo lo pasado?
¿Todo el amor y la entrega dados?
 
¿Así de simple?
 
¿Cómo puedes dar vuelta la página?
¿De dónde sacaste las fuerzas?
 
¿De dónde las saco yo?
 
¿Es para siempre, o debemos dejárselo al cruel Destino?
 
 
Desearía haber nacido sin corazón... O que la ternura del tuyo no hubiese abrasado la nieve del mío.
 
Esta soledad se hace intolerable, pero es mi única compañía... Aunque se regocije trayéndome a la mente esos bellos momentos.
 
¿Dime cuál es la respuesta?
¿Esto es por siempre?
 
Crucificaste mi amor, después de haberme mostrado el camino.
 
 
Sequé tus lágrimas con mi cariño, remendé tu destrozado corazón...
 
No puedo decir adiós
 
Aún siento la música de tu voz.
Aún está en mi la brisa cálida de tus manos.
En mi piel aún permanece la humedad de tus besos.
 
¡Quisiera arrancar todo eso!
 
Pero las lágrimas no lavan las heridas del alma.
 
Sin embargo debo seguir...
Aunque la soledad me susurre, quedamente, que será doloroso.
 
Debo seguir...
 
Aunque jirones de mi alma queden en el camino.
Aunque la luz enceguecedora que iluminaba mi ruta se haya apagado.
Debo dejar que las lágrimas se sequen, aunque queden marcas imborrables.
 
 
....Debo seguir....