LA REBELIN DE LAS PALABRAS
Publicado en Sep 13, 2012
Cuentan que al principio de los tiempos, cuando la gran creación, el Creador dispuso todo en perfecta armonía, no hubo absolutamente nada que no fuera necesario para el equilibrio universal, todo cuanto existía era importante, nada fue creado al azar, todo tenía su razón de ser.
Así pues, había mundos paralelos que coexistían auxiliándose recíprocamente, uno de esos mundos era el de las letras, ahí todo era felicidad, el Creador les había asignado entidades superiores para que gobernaran a las de su especie, la Lingüística y la Gramática dictaban las leyes más generales para sus súbditas, otras entidades secundarias, la Filología, la Semántica, la Retorica y la Fonética vertían sus principios y enseñanzas por doquier, había también entidades menores como la Prosodia, la Sintaxis y la Ortografía que determinaban la forma correcta de utilizar ese género. Un día el Creador pidió a las palabras que ayudaran al ser más querido de su creación ¡el hombre!, para que por medio de ellas el humano se pudiera comunicar con sus semejantes. Desde luego las palabras accedieron gustosas a esa solicitud; cuentan que desde entonces los hombres han utilizado ese medio para comunicarse entre ellos. Pero pasado el tiempo, los hombres desatendieron las leyes y principios del mundo de las palabras, les dieron uso arbitrario, las utilizaron para engañar, envilecer, denostar y oprimir a sus congéneres; ya no respetaban su esencia, les daban significado torcido que no correspondía a las leyes establecidas, el poder que el hombre descubrió a través de la palabra lo llenó de soberbia, inequidad e injusticia. Entonces las palabras se rebelaron y acudieron ante el Creador para manifestarle su enojo. Él que todo lo comprende, atendió la súplica de las palabras e ideó la forma de castigar la osadía de los humanos. Así es que dispuso una densa niebla se propagara por el mundo de los hombres, esta niebla afectó sólo a los humanos que transgredieron las leyes y principios de las palabras al utilizarlas de manera equivocada. Los culpables, al contacto con esa niebla involucionaron a una especie inferior de aves parlanchinas que ahora conocemos como loros y guacamayas. Completó el castigo, obligándolos hasta el final de los tiempos a repetir incansablemente y sin comprender el significado de aquellas a quienes habían ofendido. Pero cuentan también que algunos hombres culpables lograron evadir el castigo divino, de ahí que hasta nuestros días existan demagogos, mentirosos y obcecados que solo repiten lo que oyen o leen, sin comprender lo que han leído o escuchado, son los descendientes de aquellos que escaparon del castigo divino, muchos de los cuales están entre nosotros confundiendo el verbalismo con la Retórica y el fanatismo con la Razón.
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silvana press
Saludos amigo
silvana press
Saludos amigo
Alejandra Jessaid Vargas Santiago
Diana Almogovar
Battaglia
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