Yo Acuso
Publicado en Sep 20, 2012
La polémica alcanzó a la sociedad toda. Las inicuas condiciones impuestas por el vencedor, confiriéndose de los territorios galos de Alsacia y Lorena, instauraron en Francia un caldo de cultivo que avivaba las ansias de revancha. En esta suma de hechos y eventualidades se produce en este último país el Caso Dreyfuss. El pueblo exigió escarmientos ejemplares para los reos y, en unos tiempos en que el antisemitismo se destacaba a sus anchas por todo el continente, se encuentra un perfecto conejillo de indias en el capitán Alfred Dreyfuss, un judío alsaciano de treinta y cinco años que resultó condenado a cadena perpetua en la isla del Diablo. Pero el proceso estuvo lleno de irregularidades y, ante el afán del ejército por encubrir el asunto y desdibujarlo, intelectuales de tendencia izquierdista comenzaron a demandar una revisión del caso. En esos momentos intervino Emile Zola (París, 1840-1902), ya reverenciado como una figura soberbia dentro de la cultura francesa y cuyas opiniones dictaban sentencia en la conciencia de buena parte del pueblo. Fue entonces cuando Zolà publicó una carta dirigida al Presidente de la República, Félix Faure, titulada Yo acuso.Una obra que modificò la historia de Occidente. Este libro reuniò artículos y cartas escritos por el autor a partir del caso Dreyfus. En 1894, los servicios de contraespionaje del Ministerio de la Guerra francés interceptaron un documento enviado al agregado militar alemán en París, en el que se aludìa el anuncio del envío de informaciones especificas sobre las características del nuevo material de artillería francés. Se acusò al capitán Alfred Dreyfus, de treinta y cinco años, judío y alsaciano, de ser su autor. Dreyfus fue aprehendido, juzgado por un tribunal de guerra y señalado culpable de alta traición. Exclusivamente la familia de Dreyfus, persuadida de su inocencia, hablò de la posibilidad cierta de error judicial y buscò denodadamente apoyos entre los políticos y la prensa para lograr la revisión del juicio. En marzo de 1896, el nuevo responsable del Service de Renseignements, el coronel Picquart, descubriò un telegrama que no abrigó dudas sobre la inocencia de Dreyfus. Informò a sus superiores y expresò su convicción de que fue un error imputarle el escrito. Los tribunales militares, sometidos por camarillas de extrema derecha y antisemitas, se negaron a revisar el caso Dreyfus y trataron de reprimir el escándalo, pero no lograron evitar que algunos rumores alertasen a personalidades de la izquierda. En 1897 -con la ayuda del periodista Bernard Lazare, del senador Scheurer-Kestner y del diputado Joseph Reinach-, Mathieu Dreyfus, hermano de Alfred, promoviò una campaña en Le Figaro para exigir que se investigara a Esterhazy y se revisase el juicio de 1894. La extrema derecha reaccionó rapidamrnte. Furioso, Emile Zola, próximo a la izquierda radical y a grupos socialistas, entra en liza. La campaña de Le Figaro rompiò la conspiración de silencio.En diciembre de 1897, Esterhazy, cuya letra era idéntica a la de los facsimiles del escrito que la prensa habìa reproducido, fue inculpado y compareciò ante un tribunal militar; los jueces lo absolvieron en enero de 1898. Zola, conocedor de los riesgos que corría , planteò la cuestión ante la opinión pública en su célebre carta al presidente de la República, publicada el 13 de enero en L'Aurore. Ese mismo día, la policía detuvo al teniente coronel Picquart. La polémica enardeciò al país y se desataron las hostilidades entre la derecha militarista y la izquierda socialista o radical. Semanas después se corroboró que el documento que se esgrimió para complicar a Dreyfus en el juicio era simulado. El Tribunal Supremo, que se había abordado a revisar el expediente Dreyfus en junio, decretó la revisión del caso. Zola regresò de su exilio en junio de 1899 y el Gobierno renunció a tomar medidas contra él. Dreyfus fue trasladado a Francia, se sometiò a un segundo juicio y nuevamente lo condenaron los tribunales militares, que no consintieron a reconocer el error judicial que se habìa cometido antes. Desde 1898, Zola había sufrido numerosas amenazas de muerte, pero este "caso" nunca pudo desentrañarse. Yo acuso no solo representó un giro en la obra de Zola, sino también resultò un marcado vuelco en la historia occidental y en su propia vida. Con un estilo directo y durísimo, Zola declaro todas las irregularidades cometidas e incriminó sin tapujos a todos los responsables, incluidos el Ministro de la Guerra y todos los jefes del Estado Mayor del ejército. El texto promovió una polémica nunca antes vista en Francia. La sociedad se fragmentó entre adeptos y enemigos de Zola, quien terminó inmediatamente procesado y forzado a un año de cárcel y a una elevadìsima multa. Pero la notoriedad del escritor valió para que el caso consiguiese dimensiones internacionales. Después de años de agudas polémicas –ademàs de choques violentìsimos-, el juicio a Dreyfuss fue declarado nulo, por lo que se celebró uno nuevo que nuevamente volvió a condenarlo, aunque con paliativos. Sin embargo el Presidente de la República conmutó al reo.En cualquier caso, Yo acuso representa para la Historia una esforzada, tanto como animosa muestra del deber del intelectual con la sociedad de la que forma parte, sin fijarse en las consecuencias que ello podìa representarle.
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