Textale

La Regata.

Publicado en Sep 28, 2012

Me viene a la memoria la regata, ¿cuál regata? dirán ustedes, la regata que a comienzo de los años setenta organizaron unos locos en el canal San Carlos. No sé de quién fue la idea, me parece que de Juan Luis Claramunt puede haber sido, el caso es que en un momento determinado se comenzó a hablar de la regata programada y comenzamos a ver preparativos de distinta magnitud para el acontecimiento. El preparativo más abultado es el que llevaron a cabo el mismo Juan Luis y su grupo quienes hicieron una balsa con tambores de doscientos litros sellados y afianzados entre sí con fierros soldados; otros más simples se contentaron con participar en una simple cámara de auto inflada (porque desinfladas se hunden) y alguno que otro con algo que flotara pero menos ordinario que una cámara. Y de tanto darle para adentro (como dice la canción) se crearon expectativas entre la gente y los familiares de los participantes de manera que el día del evento había bastante público entre los puentes de la Viña Tarapacá en Rojas Magallanes y de Lo Cañas. En este último puente se ubicó la meta, lo cual era muy lógico porque si la hubieran puesto en el otro puente la carrera no habría terminado nunca ya que las aguas iban en el sentido contrario. Para darle facilidades de salida a los participantes que fueran llegando a la meta, se colocó una reja de gallinero de lado a lado a nivel del agua y, partieron...Yo creo que a los cinco metros de navegación los navegantes deben haber estado tremendamente arrepentidos ya que la temperatura del agua del canal es bajísima, de esa que diminutiviza genitales a su mínima expresión, a pesar de que había algunos de ellos (me refiero a los navegantes, no a los genitales) que no tocaban el agua ya que su embarcación sí contaba con las mínimas condiciones de una embarcación digna de marinero aunque sea pobre; entre ellas estaba la del mentado Juan Luis la cual, por su peso y su torpeza venía última en la carrera. Poco duró ésta ya que en muy pocos minutos quien navegaba en la cámara de auto llegó a la meta, lejos, en el primer lugar; se topó con la reja atravesada para seguridad de los participantes y tomándose de ésta trataba de salir del cauce pero el cauce no lo dejaba porque a su vez trataba de llevarse la cámara (que el navegante arrepentido afirmaba con pantorrillas y juanetes) como recompensa por debajo de la reja y los observadores comenzaron a tratar de ayudarlo pero ni mucho que se fueran a caer al agua, sin conseguirlo. Y resulta que mientras forcejeaban comenzaron a llegar los demás navegantes con lo que la tole tole que se armó fue tan grande y peligrosa que la reja ya no aguantaba y a uno se le fue su embarcación aguas abajo, a otro lo sacaron casi ahogado, a un tercero casi entumido y el montón crecía hasta que llegó la embarcación estrella de la regata con su mole de fierros y sus navegantes, se metió en la zafacoca y ya nadie atinaba a nada, griteríos y ayayayes... hasta que la reja no aguantó más y partieron los que no pudieron afianzarse hasta pasado el puente del escabuto (barbarismo de acueducto) en Palena. Y las viejas y hermanas y papás corrían gritando a la siga de sus (ex) deportistas, asustados, entumidos, arrepentidos y avergonzados y poco a poco fueron saliendo uno tras otro, con el corazón en la mano y dábamos gracias al Potente de que las cosas no pasaran más allá que sí pudieron haber pasado. No hubo reunión de premiación ni de clausura ni aplausos; todos partimos cada uno para su casa a escondernos por temor a que llegaran los pacos y nos llevaran a todos presos por giles y estoy seguro que más de alguno se debe haber hecho de la persona en los pantalones.
donbaldomero.
P.S. Quesemecaigaelcieloenelmatesimiento.

PÃ¡gina 1 / 1