Eviscerando el estomago del tiempo… Labios navegantes… puertos abandonados vientos crepusculares… Triste el andar, triste alma que ni pandora rasga… Dejando liberar el reloj…el canario… Cielos tristes, tristes al andar… Peso que cubre el umbral del pecho… Martillos en decadencia ya no honran este escudo. Corazones suicidas como gotas al filo de una hoja… Como arboles en tierra de leñadores… Como arboles en un mundo de hombres… Trasluz asesino de mañanas, noches…Espejos que reflejan, reflejan…. Dale vida a este ahogado... Tiempos tristes, tristes al andar. Ave negra que del cielo caíste de un zaparso brutal… No de dudes… Dale vil sepultura al enemigo de tu cien. Y cubre de mañana tierna los caminos del sueño. Afonía… soldado de un bien arcano. De una sepultura olvidada. De los terrenos que dejaron con huellas de mil aves muertas. Nubes ausentes, paramos que no asombran... Es que el enemigo vive en ti como la cueva culebra, como zorra en asecho. Trágame océano de la nada. En este pergamino derrochando mi tristeza, mi tristeza al respirar… la andar… al vivir. Me quedan pocas lágrimas en este instante… Pero instantes eternos en una mente gris, opaca…. Afonía y trasluz… amigos. ¿Atienden mi llamada? En esta morada que mi ser detesta que mi alma de escritor aclama. Que me calcina que me sustrae los ventrículos del amargo. Déjame tranquilo en este instante…. Déjame tranquilo al caminar… Cuando el norte llegue sin nubes ausentes…. No habrán paramos para observar.

Palabras Clave: Eviscerando el estomago del tiempo… Labios navegantes… puertos abandonados vientos crepusculares… Triste el andar triste alma que ni pandora rasga… Dejando liberar el reloj…el canario… Cielos tristes tristes al andar… Peso que cubre el umbral del pecho… Martillos en decadencia ya no honran este escudo. Corazones suicidas como gotas al filo de una hoja… Como arboles en tierra de leñadores… Como arboles en un mundo de hombres… Trasluz asesino de mañanas noches…Espejos que reflejan reflejan…. Dale vida a este ahogado... Tiempos tristes tristes al andar. Ave negra que del cielo caíste de un zaparso brutal… No de dudes… Dale vil sepultura al enemigo de tu cien. Y cubre de mañana tierna los caminos del sueño. Afonía… soldado de un bien arcano. De una sepultura olvidada. De los terrenos que dejaron con huellas de mil aves muertas. Nubes ausentes paramos que no asombran... Es que el enemigo vive en ti como la cueva culebra como zorra en asecho. Trágame océano

Categoría: Poesía

Subcategoría: Poesía General