Moliendo caf
Publicado en Oct 12, 2012
El verde de la sabana se extendía en el horizonte hasta donde alcanzaba la vista. En el cielo, la brillante luz de las dos de la tarde deslumbraba enmarcando todo el horizonte en un intenso contraste de azules, contra capas de cirros estratos muy blancos ubicados en alturas de muchos kilómetros. El cerro, adquiría diferentes matices y con las sombras arrojadas por sí mismo en algunas partes, se dibujaban diferentes tonalidades de verdes desde muy claros hasta muy oscuros. Después de la tormenta, siempre escuché que venía la calma. En mi corazón, aún la resaca producida por la combinación de sentimientos encontrados me producía una extraña sensación de vacío. La vida, esa cuenta regresiva que involucra el tiempo, seguía su rumbo incontenible como lo había hecho desde un inicio, desde siempre. El olor a café recién colado, inundó la pequeña sala, coqueteo unos segundos con los diferentes amarillos y ocres de los girasoles de la jardinera y luego se escapó por la ventana para unirse al dorado de la tarde. Ahora, esos pocos minutos que tardaba en degustar la aromática bebida, no solo sería en memoria de mi abuelo, aquel amable viejo contador de cuentos, sino también de aquella querida anciana que tanto me amó y que ahora había partido de mi lado para siempre……
Caracas, insolar, Julio 2007.
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