Del libro "Sollozos del alma"
Publicado en Oct 12, 2012
ESTE RECUERDO TUYO
Me duele este recuerdo tuyo porque a veces, vuelve a palpitar y a veces lastima; no porque te hayas ido; tal vez fue mejor así. Te quise tanto en otro tiempo, que solo Dios supo entonces, cuánto; te hubiera regalado mi vida, te hubiera acunado en mi futuro, hubiera desechado mis vergüenzas y despedido mis propios sueños, tan solo por retenerte. Pero te marchaste… y empecé a construir mi recuerdo, y a consentirlo día con día, viéndolo crecer como a un hijo; se volvió robusto, casi indestronable, hasta que volvió el amor. Una y otra vez tocó a mi puerta, le abrí presuroso y tenía otros ojos, otros rostros, otros destinos. Me dejé atropellar, extasiado a veces; me dejé envolver, gustoso siempre. Y tu recuerdo fue palideciendo, se fue marchitando de viejo y empezó a doler….. Me duele tu recuerdo, desde esta ausencia tan tuya que ya no molesta, que ya no respira, que ya no maltrata, que casi ni se nota. Y es que sobreviví a tu partida y no se cómo, me brinqué las tristezas; sobreviví a las nostalgias añejas, que fueron palideciendo con los años; me monté en otras historias, demasiadas, y me revolqué en otras tantas ilusiones. Por eso me duele tu recuerdo, porque sobreviviéndolo tras el tiempo, ya casi te olvido. Mayo, 1978 PODRIA BESARTE Podría besarte, podría abrazarte también si te tuviera cerca; podría escarbar en mi corazón por los peldaños de los años que pasé recordándote, mientras amontonaba como piedras, pedacitos de olvido llorado, acomodándome a tu ausencia, para encontrar jirones de perdón que se quedaron sin destinataria, para hacerme la cuenta que nunca te fuiste. Podría besarte si volvieras, si te atravesaras por mi vera, ajada y vieja, castigada en vida, saliendo de tu infierno, de tu helaje, gastada y maltrecha de la cabeza a los pies. Podría mirarte indulgente y noble; perdonar tus mil años de olvidos, perdida entre muchos brazos, muchos nombres, muchos lechos. Podría de nuevo, acariciar tu cara y mirarme en lo profundo de tus ojos, indagando en el fondo de tu alma, por qué pudiste abandonar el nido; cómo hiciste para matar la dicha. Podría guardar silencio; esperar paciente tu palabra recordando la cadencia de tu voz, mientras desgranas tus disculpas, entre asombros fingidos y dulzones. Podría abrazarte y besarte si volvieras, hasta que el rencor despertara, hasta que retoñara el dolor, hasta que mi cuerpo y el tuyo, reconocieran que los años de juntarnos se fueron con tu partida, hacia la eternidad de los olvidos. Podría besarte, tal vez…., si no te hubieras ido ¡ Abril, 1990 ESE DÍA Y un día te dolerán mis besos y quizás entonces, maldigas este capricho nuevo, este que hoy nos separa. Ese día mirarás distinta la vida, pasando por encima de tu presente, extenuado y arrepentido; recordarás más aún a septiembre con sus hojas secas en el parque y a junio, rompiendo compromisos en medio de su brisa tibia; también mi voz, también mi queja, también mi sentimiento tronchado…. Recordarás febril tu traición y mi primer beso y la primer caricia, y aquel amor que como loco, te dí. Volverás a ver la estrella que amamos y los sueños que acunamos y la noche que nos arrulló y todo, todo lo que un día nos unió. Verás cómo corrió la vida y cómo el tiempo marchitó tu sueño, y querrás volver a la senda que tantas veces dejaste… Entonces llevarás como yo ahora la amargura del recuerdo al saber lo nuestro perdido. Ese día, yo no seré el mismo… habré envejecido de tristeza, y a fuerza de nostalgias repetidas, mataré por fin la fé y la esperanza, y los besos que juré para ti, señal de un amor tan grande, acaso ni tengan sabor a recuerdo. Pero ese día… en que vuelvas al pasado, añorando versos, sueños, besos, con la nostalgia honda de tu primer amor, hallarás tu palpitar adolescente y loco, entre suspiros que rompían castidad; te encontrarás sola, más sola que nunca y acariciarás mi recuerdo: llorarás con tus lágrimas viejas, maldiciendo el infortunio, el imposible, el tiempo que ya no vuelve. Junio, 1974 QUÉ ES UN POETA ? Qué es un poeta ? Un poeta es un sonajero que llora cuando lo mece el viento. Un poeta es un alma en pena, que deshace verso a verso, su cadena de tristezas; pero entre más poemas, más eslabones añade a su cadena. Un poeta es un nudo cantarino de miles de sonidos y rumores, robados a los bosques, a los vientos, a los mares, a las flores y a los amores, a las despedidas, al brillo de los ojos, a lo hermoso de los cuerpos y las formas, para tejer ingenuo, con ellos, el ensayo de sus versos. Un poeta tiene el corazón de un niño, que se asombra con cada vibración, que puede mirar en colores, también los blancos, los negros y los grises; que puede escuchar los silencios y adivinar las luces oscuras; penetrar los espacios y las sombras, viajar a los ayeres y volar a los mañanas, para endulzarle a los demás el alma. Un poeta sueña con los ojos abiertos, con un mañana de risas y frescura, con sonrisas, con un mundo de niños, con campos de flores miles, con ríos de aguas limpias, con montones de almas nobles, con un planeta sano y joven, con la derrota de los abusos y la muerte, con el fin de los dolores y las angustias que el hombre en sus delirios fatuos, sembró en los corazones todos. Un poeta no descansa; se mueve, se duele, vuelve y piensa, sueña de nuevo y escribe, escribe sobre sus propias lágrimas, con la tinta tibia de sus venas, mientras en sollozos contenidos, pregunta a Dios, por qué ?! Un poeta tiene las manos estiradas y el corazón, a veces mustio, a veces delirante y feliz, que se levanta erguido con la pluma para denunciar su angustia, para arrojar su verdad valiente, para propiciar consuelo, para regalar afectos, para promover encuentros, para invitar al amor y a los adioses. Un poeta tiene fustigada el alma, y castigada por todas sus tristezas; azotada por miles de amaneceres, huérfanos de sueños justicieros, de afectos y caricias, perdidos entre montones de palabras, algunas gritadas, otras mudas. Un poeta es un soñador de sueños, Un loco, demente de su tiempo, un quijote, un valiente; un encantador, un niño; un alma en pena, que aprende a reír día con día y a caminar sobre sus piernas. Agosto, 1974. POR FUERZA A fuerza de mirarte cada día, de saberte al tiempo, mía y lejana, fui tejiendo en el aire y en mi ser, este gran amor y un adiós para cada fin de semana. Agité mi mano tantas veces, para alcanzarte o para despedirte… que hoy, también como ayer, que te tengo y no te tengo, por fuerza he de enseñarme, a soportar tu momento indiferente, fingiendo posturas incólumes, para no maltratar la dignidad, y a vivir plenamente, también, el momento de tu amor, aparentándolo como el primero y saboreándolo como el último. Abril, 1974
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