Él, un hombre viejo de unos 21 años. Ella, un mujer joven de unos 25. Se conocieron una tarde de abril en los alrededores del parque, él corría y ella caminaba. Ambos se detuvieron en el mismo lugar a la misma hora y el mismo día, él para abrocharse una zapatilla y ella para admirar de cerca la hoja de un árbol. Los dos aún más incompatibles que una gota de agua y otra de aceite se quedaron mirando fijamente a los ojos. La atracción fue inmediata, el deseo, la pasión y un sin fin de sentimientos que se reflejaban en los ojos de ella y él en esa mirada bastaron para que en menos de 30 segundos se entregaran todo lo que sentían en el mejor beso que hubiesen podido dar nunca. 
Ella era una mujer, no cualquiera por su puesto, diferente a cualquiera que él conociera, demasiado distinta para amarla lo suficiente. Disfrutaba ver el cielo, caminar bajo la lluvia, leer, cantar, disfrutar cada momento y vivir de amor. 
Él era un hombre poco común, introvertido a su manera, difícil de contradecir y poco práctico para discutir. Era el tipo de hombre que teme amar, pero que termina entregándolo todo.
Eran las 19 con 43, estaba oscuro, normal en esos días de invierno. Dejaron de besarse, se miraron, que harían? no tenían ni la más mínima idea de que pasaría después de semejante encuentro, pero ambos sabían a donde irían a parar.
Esa noche... Jamás olvidaron esa noche.
Pero para alguien como ella y alguien como él, jurarse amor eterno no fue la mejor alternativa. Él, perfecto para ella, pero ella, no perfecta para él. 
Su "para siempre" les duró 3 años, un hasta siempre de sus bocas y un siempre te amaré de sus corazones. Pero ella escondía algo.

Soy Francisco, el hijo que mi padre nunca supo que tuvo. Aquella noche de octubre hace exactamente 16 años, mi madre supo que pasaba, de todos modos le dijo adiós al hombre de su vida, sabía que perdería total contacto con él y guardó su más preciado secreto dentro de si & hoy después de tanto tiempo, lo encontré, era igual a mi, pero un poco más alto y tenía cara de pocos amigos. Yo sabía quien era, pero él ni siquiera sabía que llevo su nombre.