Noche de tormenta, triste noche, llévate mis penas…
¿Qué sucedió? Lo último que recuerdo de manera clara es haber pensado en ti debajo de mis sábanas, haberme quedado profundamente dormida luego de susurrar tu nombre ahogada en un amargo llanto. Creo que la noche se extendió más de lo que pretendía.
Acabo de despertar, llevo el cabello alborotado y el maquillaje corrido. Pero, ¿acaso importa?
Continuó con el mismo tonto vestido que lucía feliz está tarde, continuo con la misma desilusión que me impidió respirar por algunos segundos.
Aún no he podido borrar aquella desdichada escena, aún no he podido olvidar tu triste excusa, aquel abrazo que me helo por completo, ni aquellas palabras que simbolizaban para ti la solución a todo lo que sucedía.
“Todo estará bien princesa” pronunciaste serenamente. ¿Crees qué algo se encuentra bien? ¿Ves todo claramente?
¿Qué has hecho muchacho?
¿Qué me has hecho?